Memorable I: Experiencias ejemplares de construcción de memoria pública democrática en un período crítico

El libro que presentamos a continuación podría considerarse una caja de herramientas. En este hemos recogido experiencias ejemplares de ejercicios de memoria, por la paz y la reconciliación, que sirven para ser replicadas, debatidas o recreadas; experiencias inspiradoras que compartimos de manera sintética, también como una muestra de la gestión del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (CMPR) entre 2020 y 2022.

El período de referencia es, sin ninguna duda, un periodo
crítico. Por un lado, estuvo marcado por los procesos de
movilización desbordada que empezaron a darse con mayor
intensidad en Bogotá y el país a partir de la firma del Acuerdo
Final de Paz. Desde 2016, con la promesa de que sin guerra habría
tiempo, espacio y voluntad para que pudiéramos concentrarnos
en los problemas estructurales de Colombia, las exigencias
sociales por el cambio se expresaron con votaciones inéditas en
las elecciones presidenciales y la consulta anticorrupción de 2018.
Correlativamente, las marchas que empezaron el 21N de 2019
determinaron un prolongado “estallido social” sin precedentes.
Este periodo corresponde a los primeros años del post-acuerdo de Paz, que la mayoría de expertas y expertos internacionales consideran determinantes para el futuro del país, con un balance contradictorio entre avances importantes, sobre todo en materia de justicia transicional, y una gran falta de voluntad para su implementación efectiva, cientos de asesinatos de firmantes de paz, líderes y lideresas sociales y masacres.

Más allá, entre 2020 y 2022, vivimos una verdadera distopía
con la etapa más difícil de la pandemia de la COVID-19, que
significó muertes, confinamiento generalizado, afectaciones
inmensas al sistema productivo, exacerbación del abuso policial
y graves daños a la vida en relación y la salud mental, que solo ahora han empezado a medirse en su magnitud. La pandemia fue el telón de fondo que determinó lo crítico de este periodo crítico.


En la convocatoria al uso público del espacio, en la realización
de productos de pedagogía para la ciudad, en el fortalecimiento
y expresión de iniciativas de víctimas y ciudadanas, tomamos en
serio las exigencias del nuevo momento de movilización social
y el reclamo por la ampliación de lo memorable para dar lugar
también a las violaciones a los derechos humanos en las protestas
sociales, las resistencias que son parte de la experiencia de las
víctimas del conflicto armado y las luchas por la democracia en el
país. Las convocatorias a eventos, talleres y otros espacios no solo
debieron adaptarse a la llamada virtualidad, sino que tuvieron
que elaborarse para que fueran útiles también a la urgencia de
enfrentar la soledad, encierro y “distanciamiento social”.
En ese sentido, las experiencias que recogemos aquí tienen
el valor de haberse producido tomando en cuenta cuestiones
que se suelen mencionar como retos en foros y seminarios sobre
memoria para la paz y la reconciliación, pero sobre las que han
existido pocas respuestas: la construcción de comunidad; el protagonismo de la ciudadanía; la imaginación ante la falta de
Memorable I apropiación social de experiencias vinculadas con la violencia; la realización de herramientas con perspectivas emancipatorias como el feminismo, ecologismo o antirracismo, etc.
Nos referimos a experiencias de memoria pública democrática porque hablamos de procesos que no pretenden la transmisión de un relato cerrado y estático, sino la promoción del diálogo y el debate públicos, sobre el posicionamiento de verdades factuales a partir de investigaciones rigurosas, sentencias judiciales; informes como los del Centro Nacional de Memoria Histórica o la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. Este concepto también hace referencia a la consideración de las experiencias de resistencia, transgresión contra las injusticias y construcción de democracia, como parte fundamental de lo memorable en el siglo XXI en el que tenemos que confluir en la defensa de causas comunes, más allá de constatar nuestras innegables diferencias.


Así, aquí encontrarán experiencias como cursos y ciclos
de formación para público general; proyectos de investigación
difundidos en formato de series documentales y podcast; ejercicios
de escritura creativa con firmantes de paz; procesos de creación y
puesta en escena con rap y teatro; curaduría de cine documental;
exposiciones; proyectos para niños y niñas; laboratorios para
estudiantes; proyectos de memorias territoriales en barrios de
Bogotá; y performance sobre desaparición forzada. Son muchas las organizaciones de víctimas, organizaciones sociales, movimientos, individuos e instituciones que han hecho posible el trabajo del CMPR en este periodo crítico. A todas ellas y ellos les expresamos el agradecimiento que corresponde a compañeras y compañeros de lucha y les ofrecemos este recuento que esperamos siga alimentando la fuerza por la memoria, la paz y la reconciliación en Bogotá, Colombia y el mundo.