Tejiendo memorias a través del arte: procesos de creación colectiva en Bogotá

Desde el año 2021, el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación en Bogotá ha sido el epicentro de un proyecto excepcional que ha iluminado la ciudad con creatividad, reflexión y un profundo compromiso con la diversidad y la reconciliación. Este proyecto, que combina las disciplinas del teatro y el hip hop, ha brindado a la juventud de Bogotá una oportunidad única para desarrollar su creatividad y, al mismo tiempo, contribuir a la construcción de la memoria y la paz en la ciudad.

A lo largo de este viaje artístico, las sesiones de formación artística se convirtieron en el crisol donde jóvenes talentosos dieron vida a obras impactantes, como «RAPAZ», «KOMPAZ» y «UBASUKA». Estas piezas teatrales no solo son manifestaciones de la creatividad juvenil, sino también testimonios vivos de las experiencias, esperanzas y luchas que han moldeado la historia de Bogotá.

Lo que hace que este proyecto sea verdaderamente especial es su compromiso con la diversidad y la reconciliación. En un esfuerzo por abordar la complejidad de la historia de Bogotá, se incorporaron enfoques diferenciales en cada etapa del proceso. Estas reflexiones no solo se centraron en la creatividad artística, sino también en la perspectiva de las víctimas de violaciones a los derechos humanos en la ciudad.

Conoce el resultado de esta fusión en la siguiente lista de videos:  

Memorable II: Enfoques novedosos sobre desafíos para la construcción de memoria en Colombia

libro memorable

Por Jose Antequera Guzmán

¿En qué consiste el deber de memoria del Estado?

Para muchos, se trata del mandato para que las instituciones estatales, especialmente los museos y los colegios, acaso las universidades, transmitan relatos intocables y sacralizados sobre la historia reciente centrados en la victimización y el sufrimiento a partir de la guerra; la ficción didactista para que los más jóvenes “tengan memoria” con la que se espera alcanzar la no repetición porque “pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”.

Para otros muchos, el deber de memoria del Estado, siguiendo la Ley de víctimas, consiste en el mandato para que se “propicien garantías” que permitan la realización de ejercicios conmemorativos desde diferentes sectores en torno a sus experiencias de sufrimiento, asumiendo a las instituciones estatales como agentes neutrales. Sin “ideologización”, como reclamaba Darío Acevedo, quien fuera director del Centro Nacional de Memoria Histórica entre 2019 y 2022, el mismo apoyo han de recibir las víctimas de una población que sufrió múltiples masacres para dar a conocer su testimonio, que los promotores
de justificaciones sobre el papel de las instituciones estatales.

El abordaje político de la memoria como asunto público conduce a dos certezas fundamentales. Una, a que hablamos de “disputa por la memoria” porque, además de los esfuerzos Memorable II de justificación intrínsecos a las vulneraciones a los derechos humanos, hay resistencias. La segunda, que el resultado de esa disputa, que implica confrontación sobre el pasado, sus versiones y sus sentidos actuales, es la definición de “los marcos de selección de lo memorable” (Crenzel, 2008).

Así, el deber de memoria del Estado implica acciones que se despliegan en el campo del debate político propio de la democracia que no son de transmisión de relatos cerrados e intrascendentes, y que lejos de ser neutrales tienen que ser de convocatoria permanente en torno a esos marcos de selección, a favor de su ampliación para la disposición de todos los posibles dispositivos narrativos que permiten el ejercicio del derecho a la memoria de la ciudadanía: el derecho vivo al pasado fecundo, utilizable, movilizador (Guixé e Iniesta, 2009).

La promoción de la memoria como deber, valor, consigna y objetivo, vinculada a la construcción de paz y el esfuerzo por el logro de acuerdos recientes, ha implicado, al menos desde el Estado, el planteamiento de hipótesis acerca de la selección mencionada. En Colombia, en las leyes y decretos sobre víctimas previas a la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado y las FARC, en las bases de creación y funcionamiento del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición, en múltiples informes de la institución memorial nacional fundamental que ha sido el Centro Nacional de Memoria Histórica, y el Informe Final de la Comisión de la Verdad, existe un marco compartido de selección de lo memorable que se puede caracterizar a partir de la llamada “centralidad de las víctimas” que ha sustentado la legitimidad de la solución política y negociada a pesar de una correlación militar que dejó de ser de empate estratégico a partir del Plan Colombia. Así, lo memorable en el país ha sido, sobre todo, la experiencia de las víctimas y de daño a la población colombiana a partir de la guerra como objeto de esclarecimiento, cuya continuidad aparece inaceptable a pesar del prometido “fin del fin” decretado por los generales de la República.

Frente a este marco, que ha sido la ruptura de una tradicional consideración de las víctimas como costo necesario, que ha legitimado la voz de los y las sobrevivientes, que ha posibilitado políticas de reparación y justicia transicional y que ha dado fundamento a la orientación por la paz y contra la guerra, el Estado tiene que propiciar no el negacionismo excusado en la promoción del debate democrático, sino la ampliación en función de la profundización democrática. Es desde allí que tiene que convocarse al diálogo en virtud del deber de memoria, por el derecho a la memoria, más allá de la transmisión del relato inmóvil. Esa ampliación significa la apertura a la reflexión permanente acerca de la experiencia histórica que corresponde al presente.

En este libro se reúnen ponencias en torno a lo memorable, al marco de selección de lo memorable en Colombia, al proceso de posicionamiento de elementos de nuestra experiencia dentro del marco de lo memorable y a propuestas sobre asuntos que deben ser memorables según sus autores, aunque sean poco considerados como tales. Al publicarlas desde la comprensión del deber de memoria del Estado como lo he expuesto, queremos, además del cumplimiento de nuestra misión a cargo de una institución estatal, resaltar la labor intelectual de quienes se ubican en una renovada manera de comprender la memoria con respecto a la violentología o a los lugares comunes en los estudios y políticas en esta materia en el país.

Fernanda Espinosa Moreno explora la relación entre la consolidación del campo de la memoria en Colombia con la resistencia, la acción colectiva y los movimientos sociales en perspectiva histórica.

Liliana Chaparro ha desarrollado su investigación acerca de la emergencia del problema público de la violencia sexual en el conflicto armado colombiano, preguntándose explícitamente por el proceso que conduce a la consideración como memorable socialmente de un asunto que ha afectado particularmente a las mujeres en nuestro país, a partir de lo cual constata y propone implicaciones generales de la misma para la comprensión de la memoria, los estudios y las políticas al respecto.

Laura Paola Ávila Quiroga propone una nueva perspectiva para comprender la experiencia histórica del sufrimiento en el núcleo de la transmisión de la memoria histórica sobre la que se dan tantas cosas por sentadas, todo ello a partir de cómo se configuran las experiencias y las emociones relacionadas con el sufrimiento y de cómo a través de este lente es posible comprender el pasado de una sociedad afectada por el conflicto armado.

Juan Alberto Carabalí Ospina plantea una perspectiva de la memoria desde el pueblo negro frente a la versión instalada de comprensión del asunto. La reivindicación de una memoria larga, de resistencias que conservan la vigencia de lo ancestral, vinculada con la cultura y a la espiritualidad, aparecen en la base de una comprensión de la relación con el pasado y su valor en el presente que significa ampliación frente a la afirmación de las violaciones de derechos según la tipología de los instrumentos internacionales.

Juan Pablo Torres Henao cuestiona el lugar del Partido Comunista Colombiano y de las FARC en el marco de selección de lo memorable; lo compartido y lo disímil de ese lugar, la valoración de las experiencias históricas de sus miembros y, si cabe, su experiencia colectiva, reivindicando la potencia subversiva que significa la reivindicación de su papel en la construcción de la democracia realmente existente en nuestro país.

Marisol Grisales ha instalado su investigación en un territorio convertido en memorable a través de la política oficial “Retornar es vivir”, proponiendo un enfoque de consideración de los procesos sociales de reconstrucción, transformación y conformación de la espacialidad que conduce a comprender los retornos como rehabitación alejada de la ilusión de volver al pasado.

María Angélica Tamayo fija su atención en la conexión transnacional de las luchas por la memoria, lo que ha sido determinante en el recorrido de las organizaciones que luchan por la verdad y la justicia, contra la desaparición forzada y los crímenes de Estado, así como un ámbito memorial latinoamericano. Su investigación conduce a la necesaria apertura de la mirada local que han tenido los estudios de memoria en Colombia en el marco de un “boom” reciente, para la afirmación del papel importantísimo de la solidaridad internacional en su posicionamiento y la identificación de oportunidades de políticas renovadas.


Salomón Manjbub Avendaño se propone mostrar el carácter mentiroso del discurso de la degradación del conflicto colombiano por cuenta de su transformación en mera guerra por el narcotráfico y que se ha ajustado bien como justificación de la “guerra contra las drogas”. Así desentraña las consecuencias sobre la población colombiana que tendrían que abordarse urgentemente: las de la represión, persecución y criminalización que ha significado la victimización de miles de personas a partir del paradigma prohibicionista.


Felipe Caro Romero apela al concepto de “necromancia” para abordar el carácter histórico de la discriminación y de la lucha contra ella en la experiencia del movimiento LGTBIQ+; las disputas por la memoria que son parte de la disputa por los derechos o su negación. Desde allí propone una perspectiva que sería necesaria para la integralidad del esfuerzo frente a un heteronacionalismo que tendría que significar en Colombia la adopción e implementación de una política pública que pasa necesariamente por el cuestionamiento del pasado.


Fernanda Barbosa dos Santos explora la relación entre el periodismo de paz en Colombia y los trabajos por la memoria, específicamente a través de la experiencia del medio digital “Rutas del conflicto”. A partir de la reconstrucción de la trayectoria del medio, resalta un tipo de trabajo memorial que no suele ser considerado explícitamente junto con el trabajo de archivo, performance, representación o museográfico; una comprensión del periodismo de paz como un esfuerzo por la memoria que implica escarbar, moldear, contar, y que ha sido determinante, sin duda, para la ampliación de lo memorable en Colombia.


Sandra Paola Aguilar asume la necesidad de hablar de memoria de las resistencias como apertura de la memoria sobre los hechos de victimización. Las experiencias en torno a la danza son los vehículos de memoria que conducen la búsqueda por el aporte efectivo a la construcción de paz desde el concepto de corporalidad.

Con inmensa gratitud por la generosidad de estas personas intelectuales, presentamos este volumen Memorable con la certeza de que los debates que aquí se abordan y las propuestas que se hacen reflejan que, más allá de un “boom” o estallido de memorias, hay un estallido de pensamiento crítico fundamental para nuestra orientación en el futuro.


Referencias bibliográficas
Crenzel, E. A. (2008). La historia política del Nunca más: La memoria de las desapariciones en la Argentina. Siglo Veintiuno Editores.
Guixé, J. e Iniesta, M. (Eds.). (2009). Políticas públicas de la memoria:
I Coloquio Internacional Memorial Democràtic. Editorial Milenio
Memorial Democràtica.

Lanzamiento del Libro Memorable II: explorando nuevas Perspectivas en la Construcción de la Memoria en Colombia

El Centro de Memoria, Paz y Reconciliación presentó su última publicación: el libro «Memorable II», a través de un dialogo con sus autoras y autores. Este libro representa una apuesta audaz y transformadora en relación con lo que tradicionalmente se ha considerado memorable en nuestro país, según destacó José Antequera, director del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.


Uno de los aspectos más importantes de este libro «Memorable II» es su enfoque inclusivo y su capacidad para involucrar a académicos y académicas tales como: Sandra Aguilar Gómez, Laura Paola Águila Quiroga, Fernanda Barbosa dos Santos, Juan Alberto Carabalí Ospina, Felipe Caro Romero, Liliana Chaparro Moreno, Fernanda Espinosa Moreno, Marisol Grisales Hernández, Salomón Majbub Avendaño, María Angélica Tamayo Plazas y Juan Pablo Torres Henao en un proceso creativo auténtico, donde pudieran expresar sus reflexiones y análisis sobre la memoria y lo memorable en Colombia.
Este libro va más allá de la repetición de lo que ya se ha abordado en el campo de la memoria. En «Memorable II», se emprendió el desafío de explorar la otra cara de la victimización en nuestro país, aquella que se relaciona con la resistencia y las luchas sociales. Además, se profundiza en las responsabilidades de actores poco explorados, trascendiendo los límites de los agentes paramilitares y abordando la influencia de empresas multinacionales. También se abordan cuestiones cruciales señaladas por los sectores sociales, como el racismo y el machismo, entre otros.


Esta obra se presenta como una apuesta para sintetizar diversas perspectivas teóricas en una única publicación, con el objetivo de ampliar y enriquecer la noción de lo memorable en la sociedad colombiana. Se trata de una propuesta para entender que, en Colombia, lo memorable no se limita exclusivamente a las violaciones a los derechos humanos, sino que abarca un espectro más amplio de temas, tal como se explora con mayor profundidad en este libro.


El Centro de Memoria asume su rol como irradiador de pensamiento y busca enriquecer el debate acerca de cuál debería ser la política de memoria en nuestro país. Una política que trascienda las fronteras tradicionales de lo memorable, y que abra paso a nuevas perspectivas y enfoques, tal como los que se presentan en las páginas de «Memorable II».
Este valioso recurso ya está disponible en el centro de documentación del Centro Memoria, Paz y Reconciliación.

La memoria y el arte en KOMPAZ: Un homenaje a la paz

El pasado viernes 19 de mayo de 2023, el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá se convirtió en el vibrante escenario de KOMPAZ (Kultura y Arte: hOmenaje y Memoria por la PAZ). Bajo la coordinación de Diana Avella y Paola Guarnizo, este evento reunió a más de 20 artistas en un acto conmovedor para honrar las luchas, resistencias y construcciones de memoria de nuestra ciudad.

KOMPAZ se presentó como un proceso formativo de creación colectiva, fusionando el hip-hop y el teatro, con el objetivo de abordar los problemas estructurales de Colombia y las afectaciones urbanas y rurales en el marco de la construcción de la paz en el país. Desde el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, se apostó por el arte como una herramienta transformadora y un vehículo para expresar las diversas realidades del país.

Las directoras pusieron en marcha una sinfonía de talento y creatividad en cada una de las presentaciones. El elenco estuvo conformado por destacados artistas como Andrés X, Ángela Marentes, Bboy Beat Man, Big Serio, Caminante BTA, Clemzo, Diosa precolombina, Diana Machuca, Erika Juana Rievera Reyes, Giovanna Edith Rodríguez Ballen, Irencaos, Joy Rap, Juan Mora, Laura Katerín Merchán Vaca, La chica del SLAM, Luisa Romero, Laura José Álvarez Navas, Mahylo López, Maleja L Riaño, Marlon López, Natalia Betancurth, Oscar Díaz, PoisonMc Corporación Uno Cero, Samantha Sc y el DJ Juan D. Pacheco, conocido como DJ PKZ.

La función de KOMPAZ fue un derroche de emociones, donde el público pudo disfrutar de un espectáculo que combinó la música, el baile y el teatro en una explosión de arte y expresión. Las historias compartidas a través de las letras de las canciones y los movimientos de los y las artistas permitieron reflexionar sobre la realidad del país y reafirmar el compromiso de construir una sociedad más justa y pacífica.

El Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá se enorgullece de haber sido testigo y facilitador de este encuentro único, donde el arte se convirtió en un medio de reconciliación. KOMPAZ fue un espacio donde la memoria y la creatividad se unieron para transmitir mensajes de esperanza, resistencia y transformación.

Agradecemos a todas las personas que hicieron posible esta experiencia inolvidable, tanto a los artistas como al público presente. Su compromiso y participación en este homenaje a la paz nos inspiran a seguir promoviendo la cultura de la memoria y el arte como pilares fundamentales para la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

Infografía: Paz Total

Desde el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación creamos esta herramienta para comprender la Paz total e incentivar la deliberación en torno a ella.

Les compartimos esta infografía sobre la ley de Paz Total, let 2272 del 2022.

LÍNEA DE TIEMPO MESA DE DIÁLOGOS GOBIERNO – ELN

MESA DE DIÁLOGOS GOBIERNO - ELN

Se desarrolla el primer ciclo 12 de noviembre - 12 de diciembre de 2022

El 21 de noviembre de 2022, el gobierno y el ELN iniciaron el primer ciclo de los diálogos de paz en Caracas, Venezuela, país que acogió la mesa gracias al restablecimiento de las relaciones diplomáticas. El acto público contó con el acompañamiento de representantes de los países garantes: Noruega, Venezuela y Cuba; el Equipo de Apoyo y Observadores al Proceso de Paz de la Fuerzas Militares de Colombia e invitados de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Iglesia católica.  

Durante este primer ciclo, las partes llegaron a tres acuerdos sobre el funcionamiento de la mesa.  

En relación con el equipo de garantes y acompañantes, acordaron invitar a Brasil, México, Chile, Alemania, Suecia, Suiza, España y Estados Unidos a participar en los diálogos bajo distintas figuras. Además, otorgaron el estatus de acompañantes permanentes al Secretario General de Naciones Unidas, a través de su Representante Especial en Colombia, y a la Conferencia Episcopal de Colombia. En el transcurso del ciclo, Chile y México se sumaron en calidad de garantes.  

En el anuncio de la reanudación de las relaciones con la comunidad internacional para el desarrollo de los diálogos, la mesa reiteró “el compromiso de respetar el papel de los países garantes”. Ello, teniendo en cuenta que, posterior a la suspensión unilateral de la mesa por parte del gobierno, el entonces presidente Iván Duque ignoró el Protocolo de Ruptura de los diálogos y le solicitó a Cuba la extradición de la Delegación de Paz del ELN.  

La insistencia del gobierno cubano de respetar el protocolo previamente pactado incrementó la presión política sobre la isla, al punto de que en enero de 2021 Estados Unidos anunció la designación de Cuba como “estado patrocinador del terrorismo”, argumentando, entre otros temas, que Cuba se negaba a extraditar a los negociadores del ELN. La designación tuvo como consecuencia el recrudecimiento del bloqueo económico contra Cuba, debido a que como consecuencia de ella el gobierno de Estados Unidos penaliza “a las personas y países que entablen cierto tipo de trato comercial con Cuba, limita la asistencia exterior de EE.UU., prohíbe exportaciones y ventas en el área de defensa y establece determinados controles a las exportaciones de artículos de doble uso”. 

El anuncio de la mesa de conversaciones busca reiterar el compromiso del gobierno de “respetar el papel de los países garantes, evitando que vuelva a presentarse una situación contraria al derecho internacional, tal como aconteció en el pasado gobierno, cuando se desconocieron los protocolos acordados y se agredió a los países garantes, especialmente a Cuba”.  

El segundo acuerdo tiene que ver con la definición de principios, procedimientos y protocolos que orientan y reglamentan el funcionamiento de la mesa de diálogos.  Como parte de ello se conformó un equipo de comunicaciones para dar a conocer el desarrollo del proceso y se avanzó en el diseño de una estrategia de comunicaciones y pedagogía, cuyo objetivo es “fortalecer y ampliar el apoyo y participación de la sociedad colombiana y de la comunidad internacional en el proceso”.  

El tercer acuerdo consistió en avanzar en el subpunto de Dinámicas y Acciones Humanitarias del punto sobre el Fin del Conflicto de la agenda pactada con el gobierno del presidente Santos, en particular en “procesos de alivios humanitarios” en las subregiones del Bajo Calima (Valle del Cauca) y Medio San Juan (Chocó), así como en beneficio de los prisioneros políticos del ELN. Las partes, además, realizaron las primeras propuestas de modificaciones a la agenda, que las delegaciones acordaron consultar al Comando Central del ELN y al Presidente de la República.  

El ELN anuncia paro armado

13 de diciembre de 2022

El Frente de Guerra Occidental del ELN decretó un paro armado a partir del 15 de diciembre a las 6 de la tarde en los ríos San Juan, Sipí, Cajón y Calima, en los departamentos de Chocó y Valle del Cauca, zonas donde la mesa de diálogos había anunciado el inicio de alivios humanitarios para la población. Esa estructura guerrillera informó que el paro buscaba llamar la atención sobre la situación humanitaria de la región, derivada de una alegada connivencia del Ejército con “paramilitares”, producto de la cual había sido recientemente asesinado un joven y otro había desaparecido forzadamente.  

En su anuncio, el Frente de Guerra Occidental lanzó varias preguntas al gobierno nacional: “¿De esta manera es que piensan garantizar los alivios humanitarios para desescalar el conflicto? ¿De esta manera piensan que va a haber retorno seguro de poblaciones desplazadas de sus comunidades? ¿De esta manera piensan lograr la paz total?”.  

Varios días antes, el mismo frente del ELN había emitido un comunicado denunciando una alianza entre el Ejército y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia o Clan del Golfo en varios municipios del Chocó y en el municipio de Ituango (Antioquia). En dicho documento, esa estructura también interpeló al gobierno: “(…) con los gobiernos anteriores no era raro dicha convivencia, igual los paramilitares han sido una fuerza funcional al Estado, pero del gobierno actual sí se espera el deslinde del paramilitarismo, de lo contrario, de no verse hechos reales, ¿de qué paz total nos habla? ¿O solo buscan el desarme del ELN para que después nos acribillen, como viene sucediendo con los excombatientes de la exfarc?”.  

El ELN levantó el paro armado el 20 de diciembre, hecho que el ministro del Interior, Alfonso Prada, reconoció como un gesto de paz.  

Las partes discuten por el cese al fuego

31 de diciembre de 2022 - 21 de enero de 2023

El 31 de diciembre, el presidente Gustavo Petro anunció el inicio de un cese al fuego bilateral temporal con cinco organizaciones armadas ilegales, entre ellas el ELN. El mismo día, el Ministerio de Defensa decretó el cese, que estaría vigente desde el 1 de enero hasta el 30 de junio de 2023 y sería reglamentado por protocolos que acordaran las partes. La decisión implicaba la suspensión de operaciones militares y operativos policiales contra el ELN y la creación del Mecanismo de Veeduría, Monitoreo y Verificación del cese, compuesto por el Gobierno, el ELN, la Iglesia católica y organizaciones sociales de carácter territorial que deberían acreditarse ante la Oficina del Alto Comisionado para la Paz.  

Un día después, el Comando Central del ELN informó que no estaba comprometido con el cese bilateral temporal, debido a que se trataba de un anuncio unilateral, no acordado en la mesa de conversaciones. El 4 de enero, el ministro del Interior, Alfonso Prada, anunció la suspensión del decreto e instó al ELN a “declarar una tregua verificable en respuesta al imperativo llamado de las comunidades étnico-territoriales y campesinas a mantener el cese bilateral y la no violencia en sus territorios”. 

El ELN declaró que, “como el gobierno no cumple con los procesos de discusión de la mesa”, era necesario tomar “correctivos” que garantizaran la no repetición de acciones similares.  

La mesa se reúne de manera extraordinaria

17 al 21 de enero 2023

Con el objetivo de resolver el incidente suscitado por la declaratoria unilateral de cese al fuego, las partes se reunieron en Caracas (Venezuela). Allí acordaron mantener abiertos los canales de comunicación en los periodos entre ciclos y reafirmaron públicamente los principios de “bilateralidad, carácter político, reconocimiento mutuo, confianza y buena fe” que rigen la mesa.  Tras la finalización de la reunión extraordinaria, el jefe de la delegación del ELN, Pablo Beltrán, declaró que el incidente estaba relacionado con la propuesta de paz total del Gobierno, que incluía un cese multilateral no pactado con esa guerrilla.  

Se realiza caravana humanitaria en Bajo Calima y Medio San Juan

17 al 21 de enero de 2023

En cumplimiento del acuerdo sobre alivios humanitarios alcanzados durante el primer ciclo de diálogos, cuatro miembros de la delegación de paz del Gobierno y dos gestores de paz del ELN encabezaron una caravana humanitaria a las subregiones del Bajo Calima y Medio San Juan, en los municipios de Buenaventura, Dagua (Valle del Cauca), Litoral del San Juan, Istmina y Medio San Juan (Chocó). Durante cinco días, los delegados y gestores recopilaron información de los habitantes y comunidades desplazadas con el objetivo de elaborar un diagnóstico que permitiera diseñar e implementar “los alivios humanitarios que necesitan las poblaciones de manera inmediata para garantizar sus derechos fundamentales, especialmente para proteger su vida, integridad y seguridad”. Esos alivios estarían relacionados con la atención a la población desplazada, el ofrecimiento de garantías para el retorno y el fin de los confinamientos.   

En su tercer día de recorrido, la caravana informó sobre sus primeros hallazgos: “Varias comunidades indígenas y afro de los municipios de Buenaventura, Litoral del San Juan y Medio San Juan han tenido que huir de su tierra hasta 4 veces, perdiéndolo todo en cada desplazamiento. Otras han pasado meses y hasta años confinados en sus caseríos, sin poder salir al campo a trabajar, o pescar y mover víveres por el río”. 

Además de por los delegados y gestores, la caravana estuvo compuesta por autoridades étnicas, organizaciones sociales, instituciones locales, organismos internacionales e iglesias. 

El ELN denuncia ejecuciones extrajudiciales de guerrilleros

13 de febrero de 2023

El Comando Central y el Frente de Guerra Suroccidental del ELN denunciaron públicamente que siete guerrilleros fueron ejecutados extrajudicialmente el 28 de enero por integrantes del Ejército y de la Armada Nacional, en un caserío ubicado sobre el río Raposo, en Buenaventura (Valle del Cauca). De acuerdo con esa organización, los insurgentes fueron capturados y posteriormente ejecutados.  

El Frente de Guerra Suroccidental les solicitó al Presidente y al Ministro de Defensa “que se diferencien de los gobiernos anteriores y esta vez procedan con una investigación imparcial, seria y responsable, ojalá con organismos internacionales, que esclarezcan la masacre ejecutada por la infantería de Marina”.  

La Armada informó a medios de comunicación que los guerrilleros murieron en combate y que, como consecuencia del mismo, falleció el infante de marina José Cáceres Quintero.  

Se desarrolla el segundo ciclo

13 de febrero al 10 de marzo de 2023

En Ciudad de México (México), el Gobierno y el ELN desarrollaron el segundo ciclo de diálogos, con tres objetivos fundamentales: terminar de acordar la agenda de conversaciones, empezar a diseñar el proceso de participación de la sociedad y avanzar en la elaboración de los protocolos para un futuro cese al fuego bilateral, temporal y nacional. México, Brasil y Chile se sumaron como países garantes, mientras España lo hizo en calidad de observador.  

En relación con el proceso de participación, el jefe de la delegación del Gobierno, Otty Patiño, esbozó en la apertura del ciclo un proceso no centrado en sectores sociales, sino en territorios y comunidades donde hace presencia el ELN. La participación sectorial, amplia, ha estado en el corazón de la propuesta de diálogo nacional que esa guerrilla ha presentado en todos los anteriores procesos de paz. 

Al respecto, señaló Patiño: “Debemos entrelazar dos grandes temas. El primero, quizás el más importante, la participación de la sociedad en las transformaciones para la paz. Ello implica poner en el centro de la mesa (…) a un actor que debe ser el protagonista y el beneficiario de este proceso de paz, que son las comunidades colombianas que hoy padecen el abandono y el conflicto armado. Poner a las comunidades como el eje principal de la mesa implica que las transformaciones deben darse en territorios concretos donde el ELN no solamente tiene una fuerza militar, sino también un liderazgo capaz de promover el poder de las comunidades, el respeto a la naturaleza y la superación de una cultura de violencia”.  

En cuanto a un eventual fin del conflicto entre las partes, el jefe de la delegación del ELN, Pablo Beltrán, insistió durante la apertura del ciclo en que la dejación de armas solo será posible cuando se materialicen las transformaciones que se pacten en la mesa, como consecuencia del proceso de participación: “Nuestra mesa de conversaciones de paz es un instrumento del mandato de cambio (…). No va a producir una revolución por contrato, ni va a decretar una desmovilización automática de la rebeldía, por lo que trabaja por fundar un proceso de transformaciones de corto, mediano y largo plazo, que solo es lograble si está soportado en una gran alianza nacional”.  

Al término del ciclo, el Gobierno y el ELN anunciaron la una nueva agenda, que mantuvo todos los puntos de la previamente acordada entre esa guerrilla y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, aunque fueron ampliados en contenido y dimensión política. 

En el punto uno, “participación de la sociedad en la construcción de la paz”, se acordó trabajar en el diseño de un proceso participativo con tres objetivos concretos: pactar un gran acuerdo nacional por la paz; identificar “las causas de los problemas fundamentales del país”, con sus consecuentes soluciones; y planear e implementar colectivamente los acuerdos a los que se llegue, en el nivel regional y nacional.  

La agenda deja pendiente por definir los actores que serán convocados a participar de dicho proceso, pero señala que se priorizará a “las mujeres y las poblaciones históricamente excluidas, discriminadas y precarizadas”. A diferencia de la agenda anterior, esta incorpora el interés de larga data del ELN por la realización del diálogo nacional.  

En el punto dos, “democracia para la paz”, se acordó materializar el proceso de participación antes enunciado. La nueva agenda especifica que durante el desarrollo del mismo se examinarán “el modelo económico, el régimen político y las doctrinas que impiden la unidad y la reconciliación nacional”, lo cual da apertura a discusiones sobre cuestiones de Estado que el gobierno del presidente Santos no estuvo dispuesto a abordar, ni con el ELN, ni con las FARC-EP: el modelo económico y las políticas de seguridad nacional.  

Este punto de la agenda también contempla la discusión sobre el tratamiento que el Estado le ha dado a la movilización social, en particular a los “conflictos políticos, sociales y ambientales”. Al igual que en el pasado proceso de diálogos con las FARC-EP, este contemplará la discusión sobre la situación de personas sindicadas y condenadas por delitos relacionados con acciones desarrolladas en el marco de movilizaciones sociales.  

El punto tres, “transformaciones para la paz”, tiene por objetivo pactar un “plan integral de transformaciones”, que debería articularse con los futuros planes nacionales de desarrollo e incorporar los resultados del proceso de participación. Dicho plan integral estará conformado por cuatro tipos de instrumentos, dos de ellos heredados de la agenda pasada: políticas públicas para la superación de la pobreza, la corrupción, la “exclusión social” y la “degradación ambiental”; planes de desarrollo alternativos para el campo y la ciudad; políticas relacionadas con el ordenamiento territorial y ambiental; y “pactos sociales que consoliden los acuerdos”.  

El punto cuatro, “víctimas”, mantuvo la generalidad de la primera agenda, aunque incorporó dos elementos: el reconocimiento de las víctimas a partir de la “memoria de la vida y luchas de todos los afectados por el conflicto”, así como la “asunción del ambiente como víctima”.  

El punto cinco, “fin del conflicto armado”, permaneció sin modificaciones sustanciales. En él se abordarán el cese al fuego bilateral, la situación jurídica de las y los integrantes del ELN, las garantías para su seguridad y el ejercicio de la política, el destino de las armas de esa insurgencia y la “erradicación de toda forma de paramilitarismo”.  

Finalmente, el punto seis, ahora llamado “Plan General de Ejecución de los acuerdos”, también mantuvo el grueso de lo consignado en la anterior agenda, aunque incorporó una importante modificación. Mientras en 2016, el entonces gobierno y el ELN acordaron que la implementación de todo lo acordado iniciaría una vez se pactara un acuerdo final de paz, esta nueva agenda dispone que habrá acuerdos parciales que deberán implementarse en “el corto, mediano o largo plazo”.  

Guía pedagógica para la conmemoración del 9 de abril de 2023

El 9 de abril se recuerda el asesinato del líder político Jorge Eliecer Gaitán, ocurrido en 1948, y se conmemora el legado de su trayectoria política, el papel social que desempeñó y lo que representó como figura pública para la sociedad colombiana antes de su deceso. Este acontecimiento ha sido estudiado y es considerado como un hito que desbordó la violencia política y profundizó los conflictos sociales del país. Estas razones llevaron a los integrantes del Congreso de la República a designar el 9 de Abril como el “Día nacional de la memoria y la solidaridad con las víctimas del conflicto armado”, a partir de la entrada en vigencia de la Ley 1448 de Víctimas y Restitución de Tierras, aprobada en el año 2011¹. Se espera que en esta fecha se lleven a cabo distintas acciones simbólicas de carácter cultural y sociopolítico que propicien la reflexión sobre las consecuencias que ha dejado la violencia del conflicto armado y, sobre todo, que se conviertan en manifestaciones de reconocimiento a las víctimas que éste ha dejado. Es por ello que este día se reconoce como una oportunidad para recordar cómo nos afectaron décadas de violencia y cómo los sobrevivientes de estos hechos victimizantes siguen luchando y resistiendo como sujetos políticos activos que continúan con sus proyectos de vida.


¿Que contiene esta guía?

Cuatro guías pedagógicas con actividades que permiten conmemorar el día de solidaridad con las víctimas a partir de promover distintas capacidades socioemocionales y ciudadanas desde las cuales se busca reflexionar sobre lo que nos han enseñado el conflicto armado y no quisiéramos repetir. Así mismo, estas actividades buscan conmemorar el papel y el lugar de las víctimas en la construcción de un país que le apuesta a la paz, a la inclusión y al reconocimiento de la vida digna en medio de la diversidad. Todas estas actividades están sustentadas en estrategias y herramientas pedagógicas pensadas para que la comunidad educativa participe activamente según sus condiciones y contexto. Teniendo en cuenta las necesidades y contextos diferenciados, se presenta entonces una guía para educación inicial, otra para primaria, otra para secundaria y otra para desarrollar con familias y cuidadores. 

Exposición Gráfica para descolonizar la memoria

El arte urbano se ha convertido en una poderosa herramienta de transformación social y fortalecimiento comunitario en Colombia. Y el colectivo Palabreras & Callejeras es uno de los mejores ejemplos de ello. Este grupo, conformado por mujeres jóvenes, ha creado una exposición que lleva por nombre “Gráfica para descolonizar la memoria: pedagogías creativas entre la calle, la vereda y la academia.”

La exposición es el resultado de diversas obras realizadas en diferentes comunidades a lo largo del territorio nacional, con enfoques metodológicos de educación popular, feminismos y decolonialidad. A través de la gráfica popular y el cartelismo, el colectivo busca enseñar y aprender a narrar la injusticia y la memoria del pasado violento en Colombia.

La exposición de Palabreras & Callejeras es una herramienta pedagógica contrahegemónica, creativa y decolonial para trabajar con poblaciones rurales y urbanas en Colombia. Su objetivo es transmitir la importancia de la memoria y la narrativa en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

Esta exposición es una oportunidad única para conocer el trabajo de un colectivo que ha logrado marcar una diferencia en su comunidad a través del arte urbano y la pedagogía creativa. Visitarla es una invitación a reflexionar sobre la memoria del pasado y el papel que juega en la construcción del futuro.

Memorable I: Experiencias ejemplares de construcción de memoria pública democrática en un período crítico

El libro que presentamos a continuación podría considerarse una caja de herramientas. En este hemos recogido experiencias ejemplares de ejercicios de memoria, por la paz y la reconciliación, que sirven para ser replicadas, debatidas o recreadas; experiencias inspiradoras que compartimos de manera sintética, también como una muestra de la gestión del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (CMPR) entre 2020 y 2022.

El período de referencia es, sin ninguna duda, un periodo
crítico. Por un lado, estuvo marcado por los procesos de
movilización desbordada que empezaron a darse con mayor
intensidad en Bogotá y el país a partir de la firma del Acuerdo
Final de Paz. Desde 2016, con la promesa de que sin guerra habría
tiempo, espacio y voluntad para que pudiéramos concentrarnos
en los problemas estructurales de Colombia, las exigencias
sociales por el cambio se expresaron con votaciones inéditas en
las elecciones presidenciales y la consulta anticorrupción de 2018.
Correlativamente, las marchas que empezaron el 21N de 2019
determinaron un prolongado “estallido social” sin precedentes.
Este periodo corresponde a los primeros años del post-acuerdo de Paz, que la mayoría de expertas y expertos internacionales consideran determinantes para el futuro del país, con un balance contradictorio entre avances importantes, sobre todo en materia de justicia transicional, y una gran falta de voluntad para su implementación efectiva, cientos de asesinatos de firmantes de paz, líderes y lideresas sociales y masacres.

Más allá, entre 2020 y 2022, vivimos una verdadera distopía
con la etapa más difícil de la pandemia de la COVID-19, que
significó muertes, confinamiento generalizado, afectaciones
inmensas al sistema productivo, exacerbación del abuso policial
y graves daños a la vida en relación y la salud mental, que solo ahora han empezado a medirse en su magnitud. La pandemia fue el telón de fondo que determinó lo crítico de este periodo crítico.


En la convocatoria al uso público del espacio, en la realización
de productos de pedagogía para la ciudad, en el fortalecimiento
y expresión de iniciativas de víctimas y ciudadanas, tomamos en
serio las exigencias del nuevo momento de movilización social
y el reclamo por la ampliación de lo memorable para dar lugar
también a las violaciones a los derechos humanos en las protestas
sociales, las resistencias que son parte de la experiencia de las
víctimas del conflicto armado y las luchas por la democracia en el
país. Las convocatorias a eventos, talleres y otros espacios no solo
debieron adaptarse a la llamada virtualidad, sino que tuvieron
que elaborarse para que fueran útiles también a la urgencia de
enfrentar la soledad, encierro y “distanciamiento social”.
En ese sentido, las experiencias que recogemos aquí tienen
el valor de haberse producido tomando en cuenta cuestiones
que se suelen mencionar como retos en foros y seminarios sobre
memoria para la paz y la reconciliación, pero sobre las que han
existido pocas respuestas: la construcción de comunidad; el protagonismo de la ciudadanía; la imaginación ante la falta de
Memorable I apropiación social de experiencias vinculadas con la violencia; la realización de herramientas con perspectivas emancipatorias como el feminismo, ecologismo o antirracismo, etc.
Nos referimos a experiencias de memoria pública democrática porque hablamos de procesos que no pretenden la transmisión de un relato cerrado y estático, sino la promoción del diálogo y el debate públicos, sobre el posicionamiento de verdades factuales a partir de investigaciones rigurosas, sentencias judiciales; informes como los del Centro Nacional de Memoria Histórica o la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. Este concepto también hace referencia a la consideración de las experiencias de resistencia, transgresión contra las injusticias y construcción de democracia, como parte fundamental de lo memorable en el siglo XXI en el que tenemos que confluir en la defensa de causas comunes, más allá de constatar nuestras innegables diferencias.


Así, aquí encontrarán experiencias como cursos y ciclos
de formación para público general; proyectos de investigación
difundidos en formato de series documentales y podcast; ejercicios
de escritura creativa con firmantes de paz; procesos de creación y
puesta en escena con rap y teatro; curaduría de cine documental;
exposiciones; proyectos para niños y niñas; laboratorios para
estudiantes; proyectos de memorias territoriales en barrios de
Bogotá; y performance sobre desaparición forzada. Son muchas las organizaciones de víctimas, organizaciones sociales, movimientos, individuos e instituciones que han hecho posible el trabajo del CMPR en este periodo crítico. A todas ellas y ellos les expresamos el agradecimiento que corresponde a compañeras y compañeros de lucha y les ofrecemos este recuento que esperamos siga alimentando la fuerza por la memoria, la paz y la reconciliación en Bogotá, Colombia y el mundo.

Ausentes, estrellas presentes: un pódcast para visibilizar la desaparición forzada

Esta serie de 14 capítulos con organizaciones sociales y familiares de personas desaparecidas forzadamente en Colombia visibilizará cuáles han sido sus acciones y ejercicios de memoria sobre cada uno de los casos, y cuáles son los desafíos en tema de la búsqueda de las personas desaparecidas forzadamente en Colombia. Cada martes, a partir del 4 de noviembre, encontrará un capítulo nuevo en  Spotify o en su plataforma de audio favorita.

El Centro de Memoria, Paz y Reconciliación; el Planetario de Bogotá y El Espectador, presentan Ausentes, estrellas presentes, un pódcast que utiliza la ciencia como vehículo simbólico para la visibilización y sensibilización de los procesos de memoria de las víctimas de desaparición forzada en Colombia. La serie se compone de catorce capítulos, en los que escucharemos en igual número de voces por qué son importantes las acciones y ejercicios de memoria sobre los casos de desaparición forzada y cuáles son los desafíos en tema de la búsqueda de las personas desaparecidas forzadamente en Colombia.

Esta apuesta sonora busca visibilizar el crimen de la desaparición forzada en Colombia, convirtiéndose en una herramienta de construcción colectiva de memoria y de denuncia para que se conozca lo que históricamente ha pasado en el país y lo que aún sigue ocurriendo. El pódcast hace parte del proyecto Ausentes, estrellas presentes, que busca visibilizar y sensibilizar a las personas sobre las implicaciones de la desaparición forzada en el país, a través de diversas acciones simbólicas en las que se asocia la lectura del cielo y la interpretación de los cuerpos celestes en los procesos de memoria y permanencia de las víctimas.

Este viernes 4 de noviembre se realizará una transmisión a través de las redes sociales de El Espectador a las 9:00 a. m. con José Antequera, director del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, y Sandra Beltrán, familiar de víctima de desaparición de la toma del Palacio de Justicia en 1985. Además, se llevará a cabo una acción pública de memoria en el Planetario de Bogotá y en el Parque El Bicentenario, invitando a toda la ciudadanía a mirar al cielo como un acto simbólico por las personas desaparecidas en Colombia. Esta apuesta surge de un proceso de creación colectiva con las organizaciones y que tiene como resultado unos asterismos –o un conjunto de estrellas– que representan a las más de cien mil personas desaparecidas en el país. Los participantes de las organizaciones asistieron a diversos talleres y reuniones en las que se confeccionaron los asterismos sobre telas que vestirán este día.

El encuentro iniciará en el domo del Planetario a las 5:00 p.m., donde se presentará una línea de tiempo que recoge las luchas y resistencias de las organizaciones sociales frente a la desaparición forzada, que va desde la Masacre de las Bananeras hasta el Paro Nacional de 2021. Posteriormente, en el Parque Bicentenario habrá una puesta en escena donde las luces y la música –a cargo de El Trip – Jazz del trópico– alimentarán este ejercicio simbólico.

El proceso de memoria constó de la construcción simbólica de un monumento en el cielo compuesto de estrellas y asterismos que dan cuenta de cada persona desaparecida y de las organizaciones sociales y de víctimas que luchan por la verdad, la justicia y el reconocimiento de un crimen de lesa humanidad para que no vuelva a ocurrir.

Esta acción relaciona lo físico y lo infinito en el espacio público por medio de un ejercicio performático que se convierte en una herramienta para las víctimas y las organizaciones sociales en sus demandas por la verdad, la justicia, la reparación y no repetición de estos hechos. Además, a partir del 4 de noviembre hasta el 20 de este mismo mes, en el segundo piso del Planetario de Bogotá se podrá encontrar una exposición de objetos de las organizaciones sociales que han sido representativos en su búsqueda.

Los episodios de “Ausentes, estrellas presentes” saldrán al aire todos los martes y se podrán escuchar en www.elespectador.com, Spotify o en su plataforma de audio favorita.

Artículo original del Espectador