Libro «Cárcel y Memoria. Entrevistas – Ensayos»

Carcel

El Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (CMPR) lanza su nuevo libro «Cárcel y Memoria. Entrevistas – Ensayos» . Este proyecto es una iniciativa del CMPR de contribuir al proceso continuo de ampliación del campo de la memoria en Colombia. 

El libro surge como una extensión del pódcast «El mito de Sísifo», acogido por el diario El Espectador, que exploró el sistema penitenciario colombiano y sus impactos en las personas privadas de la libertad. Las entrevistas, transmitidas entre agosto y octubre de 2020, revelan las experiencias de diez individuos de diversas trayectorias, desde intelectuales hasta exmilitantes y artistas.

El libro consta de dos partes complementarias. La sección de «Entrevistas» presenta transcripciones ampliadas de las conversaciones del pódcast, acompañadas de textos que las sitúan en contextos y debates específicos. La otra cara, «Ensayos», reúne reflexiones e investigaciones de académicos, activistas y profesionales que abordan el sistema penitenciario desde diversas perspectivas. 

El libro, ilustrado por Leandro Rodríguez, busca ser una contribución valiosa al entendimiento de las violencias dentro de las cárceles y al llamado a transformar discursos y prácticas institucionales. 

El compromiso del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación es ser un instrumento que promueve una cultura de paz y de los derechos humanos a través de la memoria y la verdad histórica, y este libro es parte de esa misión, destacando las voces de aquellos afectados por el sistema carcelario y abogando por una transformación de las prácticas institucionales. 

Memorable II: Enfoques novedosos sobre desafíos para la construcción de memoria en Colombia

libro memorable

Por Jose Antequera Guzmán

¿En qué consiste el deber de memoria del Estado?

Para muchos, se trata del mandato para que las instituciones estatales, especialmente los museos y los colegios, acaso las universidades, transmitan relatos intocables y sacralizados sobre la historia reciente centrados en la victimización y el sufrimiento a partir de la guerra; la ficción didactista para que los más jóvenes “tengan memoria” con la que se espera alcanzar la no repetición porque “pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”.

Para otros muchos, el deber de memoria del Estado, siguiendo la Ley de víctimas, consiste en el mandato para que se “propicien garantías” que permitan la realización de ejercicios conmemorativos desde diferentes sectores en torno a sus experiencias de sufrimiento, asumiendo a las instituciones estatales como agentes neutrales. Sin “ideologización”, como reclamaba Darío Acevedo, quien fuera director del Centro Nacional de Memoria Histórica entre 2019 y 2022, el mismo apoyo han de recibir las víctimas de una población que sufrió múltiples masacres para dar a conocer su testimonio, que los promotores
de justificaciones sobre el papel de las instituciones estatales.

El abordaje político de la memoria como asunto público conduce a dos certezas fundamentales. Una, a que hablamos de “disputa por la memoria” porque, además de los esfuerzos Memorable II de justificación intrínsecos a las vulneraciones a los derechos humanos, hay resistencias. La segunda, que el resultado de esa disputa, que implica confrontación sobre el pasado, sus versiones y sus sentidos actuales, es la definición de “los marcos de selección de lo memorable” (Crenzel, 2008).

Así, el deber de memoria del Estado implica acciones que se despliegan en el campo del debate político propio de la democracia que no son de transmisión de relatos cerrados e intrascendentes, y que lejos de ser neutrales tienen que ser de convocatoria permanente en torno a esos marcos de selección, a favor de su ampliación para la disposición de todos los posibles dispositivos narrativos que permiten el ejercicio del derecho a la memoria de la ciudadanía: el derecho vivo al pasado fecundo, utilizable, movilizador (Guixé e Iniesta, 2009).

La promoción de la memoria como deber, valor, consigna y objetivo, vinculada a la construcción de paz y el esfuerzo por el logro de acuerdos recientes, ha implicado, al menos desde el Estado, el planteamiento de hipótesis acerca de la selección mencionada. En Colombia, en las leyes y decretos sobre víctimas previas a la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado y las FARC, en las bases de creación y funcionamiento del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición, en múltiples informes de la institución memorial nacional fundamental que ha sido el Centro Nacional de Memoria Histórica, y el Informe Final de la Comisión de la Verdad, existe un marco compartido de selección de lo memorable que se puede caracterizar a partir de la llamada “centralidad de las víctimas” que ha sustentado la legitimidad de la solución política y negociada a pesar de una correlación militar que dejó de ser de empate estratégico a partir del Plan Colombia. Así, lo memorable en el país ha sido, sobre todo, la experiencia de las víctimas y de daño a la población colombiana a partir de la guerra como objeto de esclarecimiento, cuya continuidad aparece inaceptable a pesar del prometido “fin del fin” decretado por los generales de la República.

Frente a este marco, que ha sido la ruptura de una tradicional consideración de las víctimas como costo necesario, que ha legitimado la voz de los y las sobrevivientes, que ha posibilitado políticas de reparación y justicia transicional y que ha dado fundamento a la orientación por la paz y contra la guerra, el Estado tiene que propiciar no el negacionismo excusado en la promoción del debate democrático, sino la ampliación en función de la profundización democrática. Es desde allí que tiene que convocarse al diálogo en virtud del deber de memoria, por el derecho a la memoria, más allá de la transmisión del relato inmóvil. Esa ampliación significa la apertura a la reflexión permanente acerca de la experiencia histórica que corresponde al presente.

En este libro se reúnen ponencias en torno a lo memorable, al marco de selección de lo memorable en Colombia, al proceso de posicionamiento de elementos de nuestra experiencia dentro del marco de lo memorable y a propuestas sobre asuntos que deben ser memorables según sus autores, aunque sean poco considerados como tales. Al publicarlas desde la comprensión del deber de memoria del Estado como lo he expuesto, queremos, además del cumplimiento de nuestra misión a cargo de una institución estatal, resaltar la labor intelectual de quienes se ubican en una renovada manera de comprender la memoria con respecto a la violentología o a los lugares comunes en los estudios y políticas en esta materia en el país.

Fernanda Espinosa Moreno explora la relación entre la consolidación del campo de la memoria en Colombia con la resistencia, la acción colectiva y los movimientos sociales en perspectiva histórica.

Liliana Chaparro ha desarrollado su investigación acerca de la emergencia del problema público de la violencia sexual en el conflicto armado colombiano, preguntándose explícitamente por el proceso que conduce a la consideración como memorable socialmente de un asunto que ha afectado particularmente a las mujeres en nuestro país, a partir de lo cual constata y propone implicaciones generales de la misma para la comprensión de la memoria, los estudios y las políticas al respecto.

Laura Paola Ávila Quiroga propone una nueva perspectiva para comprender la experiencia histórica del sufrimiento en el núcleo de la transmisión de la memoria histórica sobre la que se dan tantas cosas por sentadas, todo ello a partir de cómo se configuran las experiencias y las emociones relacionadas con el sufrimiento y de cómo a través de este lente es posible comprender el pasado de una sociedad afectada por el conflicto armado.

Juan Alberto Carabalí Ospina plantea una perspectiva de la memoria desde el pueblo negro frente a la versión instalada de comprensión del asunto. La reivindicación de una memoria larga, de resistencias que conservan la vigencia de lo ancestral, vinculada con la cultura y a la espiritualidad, aparecen en la base de una comprensión de la relación con el pasado y su valor en el presente que significa ampliación frente a la afirmación de las violaciones de derechos según la tipología de los instrumentos internacionales.

Juan Pablo Torres Henao cuestiona el lugar del Partido Comunista Colombiano y de las FARC en el marco de selección de lo memorable; lo compartido y lo disímil de ese lugar, la valoración de las experiencias históricas de sus miembros y, si cabe, su experiencia colectiva, reivindicando la potencia subversiva que significa la reivindicación de su papel en la construcción de la democracia realmente existente en nuestro país.

Marisol Grisales ha instalado su investigación en un territorio convertido en memorable a través de la política oficial “Retornar es vivir”, proponiendo un enfoque de consideración de los procesos sociales de reconstrucción, transformación y conformación de la espacialidad que conduce a comprender los retornos como rehabitación alejada de la ilusión de volver al pasado.

María Angélica Tamayo fija su atención en la conexión transnacional de las luchas por la memoria, lo que ha sido determinante en el recorrido de las organizaciones que luchan por la verdad y la justicia, contra la desaparición forzada y los crímenes de Estado, así como un ámbito memorial latinoamericano. Su investigación conduce a la necesaria apertura de la mirada local que han tenido los estudios de memoria en Colombia en el marco de un “boom” reciente, para la afirmación del papel importantísimo de la solidaridad internacional en su posicionamiento y la identificación de oportunidades de políticas renovadas.


Salomón Manjbub Avendaño se propone mostrar el carácter mentiroso del discurso de la degradación del conflicto colombiano por cuenta de su transformación en mera guerra por el narcotráfico y que se ha ajustado bien como justificación de la “guerra contra las drogas”. Así desentraña las consecuencias sobre la población colombiana que tendrían que abordarse urgentemente: las de la represión, persecución y criminalización que ha significado la victimización de miles de personas a partir del paradigma prohibicionista.


Felipe Caro Romero apela al concepto de “necromancia” para abordar el carácter histórico de la discriminación y de la lucha contra ella en la experiencia del movimiento LGTBIQ+; las disputas por la memoria que son parte de la disputa por los derechos o su negación. Desde allí propone una perspectiva que sería necesaria para la integralidad del esfuerzo frente a un heteronacionalismo que tendría que significar en Colombia la adopción e implementación de una política pública que pasa necesariamente por el cuestionamiento del pasado.


Fernanda Barbosa dos Santos explora la relación entre el periodismo de paz en Colombia y los trabajos por la memoria, específicamente a través de la experiencia del medio digital “Rutas del conflicto”. A partir de la reconstrucción de la trayectoria del medio, resalta un tipo de trabajo memorial que no suele ser considerado explícitamente junto con el trabajo de archivo, performance, representación o museográfico; una comprensión del periodismo de paz como un esfuerzo por la memoria que implica escarbar, moldear, contar, y que ha sido determinante, sin duda, para la ampliación de lo memorable en Colombia.


Sandra Paola Aguilar asume la necesidad de hablar de memoria de las resistencias como apertura de la memoria sobre los hechos de victimización. Las experiencias en torno a la danza son los vehículos de memoria que conducen la búsqueda por el aporte efectivo a la construcción de paz desde el concepto de corporalidad.

Con inmensa gratitud por la generosidad de estas personas intelectuales, presentamos este volumen Memorable con la certeza de que los debates que aquí se abordan y las propuestas que se hacen reflejan que, más allá de un “boom” o estallido de memorias, hay un estallido de pensamiento crítico fundamental para nuestra orientación en el futuro.


Referencias bibliográficas
Crenzel, E. A. (2008). La historia política del Nunca más: La memoria de las desapariciones en la Argentina. Siglo Veintiuno Editores.
Guixé, J. e Iniesta, M. (Eds.). (2009). Políticas públicas de la memoria:
I Coloquio Internacional Memorial Democràtic. Editorial Milenio
Memorial Democràtica.

Memorable I: Experiencias ejemplares de construcción de memoria pública democrática en un período crítico

El libro que presentamos a continuación podría considerarse una caja de herramientas. En este hemos recogido experiencias ejemplares de ejercicios de memoria, por la paz y la reconciliación, que sirven para ser replicadas, debatidas o recreadas; experiencias inspiradoras que compartimos de manera sintética, también como una muestra de la gestión del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (CMPR) entre 2020 y 2022.

El período de referencia es, sin ninguna duda, un periodo
crítico. Por un lado, estuvo marcado por los procesos de
movilización desbordada que empezaron a darse con mayor
intensidad en Bogotá y el país a partir de la firma del Acuerdo
Final de Paz. Desde 2016, con la promesa de que sin guerra habría
tiempo, espacio y voluntad para que pudiéramos concentrarnos
en los problemas estructurales de Colombia, las exigencias
sociales por el cambio se expresaron con votaciones inéditas en
las elecciones presidenciales y la consulta anticorrupción de 2018.
Correlativamente, las marchas que empezaron el 21N de 2019
determinaron un prolongado “estallido social” sin precedentes.
Este periodo corresponde a los primeros años del post-acuerdo de Paz, que la mayoría de expertas y expertos internacionales consideran determinantes para el futuro del país, con un balance contradictorio entre avances importantes, sobre todo en materia de justicia transicional, y una gran falta de voluntad para su implementación efectiva, cientos de asesinatos de firmantes de paz, líderes y lideresas sociales y masacres.

Más allá, entre 2020 y 2022, vivimos una verdadera distopía
con la etapa más difícil de la pandemia de la COVID-19, que
significó muertes, confinamiento generalizado, afectaciones
inmensas al sistema productivo, exacerbación del abuso policial
y graves daños a la vida en relación y la salud mental, que solo ahora han empezado a medirse en su magnitud. La pandemia fue el telón de fondo que determinó lo crítico de este periodo crítico.


En la convocatoria al uso público del espacio, en la realización
de productos de pedagogía para la ciudad, en el fortalecimiento
y expresión de iniciativas de víctimas y ciudadanas, tomamos en
serio las exigencias del nuevo momento de movilización social
y el reclamo por la ampliación de lo memorable para dar lugar
también a las violaciones a los derechos humanos en las protestas
sociales, las resistencias que son parte de la experiencia de las
víctimas del conflicto armado y las luchas por la democracia en el
país. Las convocatorias a eventos, talleres y otros espacios no solo
debieron adaptarse a la llamada virtualidad, sino que tuvieron
que elaborarse para que fueran útiles también a la urgencia de
enfrentar la soledad, encierro y “distanciamiento social”.
En ese sentido, las experiencias que recogemos aquí tienen
el valor de haberse producido tomando en cuenta cuestiones
que se suelen mencionar como retos en foros y seminarios sobre
memoria para la paz y la reconciliación, pero sobre las que han
existido pocas respuestas: la construcción de comunidad; el protagonismo de la ciudadanía; la imaginación ante la falta de
Memorable I apropiación social de experiencias vinculadas con la violencia; la realización de herramientas con perspectivas emancipatorias como el feminismo, ecologismo o antirracismo, etc.
Nos referimos a experiencias de memoria pública democrática porque hablamos de procesos que no pretenden la transmisión de un relato cerrado y estático, sino la promoción del diálogo y el debate públicos, sobre el posicionamiento de verdades factuales a partir de investigaciones rigurosas, sentencias judiciales; informes como los del Centro Nacional de Memoria Histórica o la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. Este concepto también hace referencia a la consideración de las experiencias de resistencia, transgresión contra las injusticias y construcción de democracia, como parte fundamental de lo memorable en el siglo XXI en el que tenemos que confluir en la defensa de causas comunes, más allá de constatar nuestras innegables diferencias.


Así, aquí encontrarán experiencias como cursos y ciclos
de formación para público general; proyectos de investigación
difundidos en formato de series documentales y podcast; ejercicios
de escritura creativa con firmantes de paz; procesos de creación y
puesta en escena con rap y teatro; curaduría de cine documental;
exposiciones; proyectos para niños y niñas; laboratorios para
estudiantes; proyectos de memorias territoriales en barrios de
Bogotá; y performance sobre desaparición forzada. Son muchas las organizaciones de víctimas, organizaciones sociales, movimientos, individuos e instituciones que han hecho posible el trabajo del CMPR en este periodo crítico. A todas ellas y ellos les expresamos el agradecimiento que corresponde a compañeras y compañeros de lucha y les ofrecemos este recuento que esperamos siga alimentando la fuerza por la memoria, la paz y la reconciliación en Bogotá, Colombia y el mundo.

Orientaciones pedagógicas para la implementación de la cátedra de paz

La secretaría de Educación del Distrito. En su propósito de poner a la educación en primer lugar y hacer de Bogotá un epicentro de paz, y el Centro de Memoria Paz y Reconciliación presentan a las comunidades educativas del Distrito la actualización de las orientaciones pedagógicas para la implementación de la Cátedra de Paz en las instituciones educativas. Tomando como referencia lo planteado en la Ley 1732 de 2014 y su decreto reglamentario 1038 de 2015.

Agua Corriente: el libro de no ficción escrito por excombatientes

‘Agua Corriente’ plantea la necesidad de hacer una reflexión sobre el agua y la necesidad de su defensa como causa común.

‘Agua Corriente’ es el nuevo libro de no ficción que recopila relatos de excombatientes firmantes de paz en el que narran, a partir de un proceso de formación en escrituras creativas, la relación que sostuvieron con la naturaleza en épocas de conflicto armado en Colombia.

Este segundo volumen del proyecto “relatos de no ficción de excombatientes para la reconciliación”, existe gracias a la alianza entre el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación y el Instituto Caro y Cuervo, y a la disposición de las organizaciones y firmantes que se han comprometido con la paz y la reconciliación. El proceso surge a partir de un modelo de laboratorios de escritura comunitaria en el que las anécdotas se convierten en relatos para ayudar a generar diálogos improbables en el país, y a fortalecer la idea de reconciliación como convergencia en torno a causas comunes.

‘Agua Corriente’ plantea la necesidad de hacer una reflexión sobre el agua y la necesidad de su defensa como causa común. “A partir de la experiencia de construcción y desarrollo del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, hemos promovido una noción de reconciliación como convergencia en torno a causas comunes (…) pero si reconciliación es diferente a convivencia es porque implica la aceptación de la vulnerabilidad y la interdependencia que nos constituyen como seres humanos y, sobre todo, la certeza de que hay muchas razones por las que se imponen causas comunes a pesar de las muy hondas distancias vinculadas con eso que llamamos, en Colombia: conflicto político, social y armado.” Afirma Jose Antequera, director del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.

Los relatos de “Agua Corriente”:

1. Todo es agua, por Manuel Bolivar

2. Agua: cómplice de alegrías, por Sarah Luna Ñustes

3. Agustina, la iguana de la charca, por Martín Cruz

4. El agua por debajo tiene menos fuerza, por Carolina García

5. Río moribundo, por Elkin Carabalí

6. Agua que corre, por Lizeth Rentería

7. Aguas en guerra, aguas en paz, por Gabriel Ángel

8. Ahora que tenemos tiempo, por Carmen Capacho

9. El Tapir: riberas del río Guayabero, por Guillermo Coco

10. Traslados, tempestades: el agua del cielo, por Yesenia Fierro

 

Naturaleza Común

Naturaleza común es un libro del Instituto Caro y Cuervo y el Centro de Memoria Paz y Reconciliación, como resultado de un laboratorio creativo donde se convocó a firmantes de paz del partido Comunes para que escribieran relatos de no ficción sobre su experiencia con la naturaleza durante los años del conflicto armado colombiano.

Primer documento del movimiento de maestras y maestros por la memoria y la paz.

El primer Encuentro de Experiencias nos permitió mapear e intercambiar múltiples diálogos sobre las acciones y apuestas en pedagogías de la memoria y paz que lideran las maestras y los maestros en Bogotá. Con el fin de continuar la ruta colectiva, se acordó construir un texto que diera cuenta de las memorias y ser un pre-texto para seguir tejiendo juntas y juntos. Por eso, se plantea en el documento seis cartas de navegación:

CARTA DE NAVEGACIÓN N° 1: Algunos antecedentes de socialización de experiencias pedagógicas constructoras de memoria y paz

CARTA DE NAVEGACIÓN N° 2: La movilización y el movimiento por la memoria y la paz en la escuela bogotana.

CARTA DE NAVEGACIÓN N° 3: Mapeando-nos desde las prácticas pedagógicas

CARTA DE NAVEGACIÓN N° 4: Las experiencias pedagógicas en el centro de la construcción colectiva

CARTA DE NAVEGACIÓN N° 5: Memorias de las conversaciones: apostando a construir juntos y juntas

CARTA DE NAVEGACIÓN N° 6: Rutas articuladas para continuar en movimiento

 

Caminos hacia la memoria. Herramientas metodológicas para el trabajo con niños, niñas y adolescentes.

Las metodologías y herramientas que ofrece esta publicación son el resultado del trabajo del equipo de pedagogía que busca contribuir a la formación territorial con actores educativos y gestores culturales en distintas comunidades interesadas en la exploración del pasado reciente, a través de ejercicios de memoria que contribuyan a la construcción de paz y a la reconciliación, en el marco del post-acuerdo.
El presente material está dirigido a facilitadores y facilitadoras que deseen promover iniciativas de memoria con niños, niñas y adolescentes para su formación integral dentro de ámbitos formales y no formales de educación.

Paisajes Inadvertidos: Miradas de la Guerra en Bogotá

¿Alguna vez has reflexionado sobre las transformaciones que ha vivido Bogotá a causa de la guerra? ¿Qué hechos recuerdas cuando piensas en la confrontación armada en la capital?

‘Paisajes inadvertidos: miradas de la guerra en Bogotá’ es la publicación más reciente del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de la Alcaldía de Bogotá y que podrás adquirir allí de manera gratuita.

En el imaginario colectivo, aún se considera la idea de que la guerra en Bogotá no existió y por esta razón se exponen una serie de relatos alusivos al tema en esta publicación.

El texto es una invitación a voltear la mirada y observar cómo la guerra marcó la vida de miles de personas en Bogotá y a su vez, cómo esas dinámicas violentas transformaron el paisaje urbano, la forma en que se relacionaban las personas y las maneras de habitar el espacio público.

Leer las historias de este libro es, como se describe en su prólogo: “comprender las dinámicas del conflicto armado en Bogotá, más allá de los hechos emblemáticos del Palacio de Justicia, el atentado al Club El Nogal o los asesinatos de dirigentes políticos”.

Los otros paisajes del conflicto no solo son lugares específicos que pueden ser retratados o intervenidos estéticamente, sino que también son testigos de conflictos sociales o políticos que se dan en la ciudad como por ejemplo el barrio Corinto, en la localidad de San Cristóbal o la región de Sumapaz.

Un recorrido por la memoria en III partes

El libro se divide en tres partes en las que se narran cuatro historias que dan cuenta del conflicto en Bogotá. La primera parte se titula ‘Recorridos de la memoria’ en la que se relata el tema de desaparición forzada y se hace un recorrido de memoria por el barrio Corinto de la localidad de San Cristóbal.

La segunda parte narra historias del territorio de Sumapaz, sobre las transformaciones del paisaje, paisaje humano, relatos desde la universidad pública, de miedo y de resistencia.

La tercera parte se resume en cuatro relatos titulados: ‘En Sumapaz: después de la guerra; ‘En las plazas: un vestido de tres entierros’; ‘Sobre la quinta: vendrá la utopía’; ‘Entre la ciudad y la montaña: contaminante’.

Todas las historias del libro se mezclan con recorridos por diferentes lugares de Bogotá, habitados por el dolor y la memoria. Las fotografías también relatan la manera en que el paisaje se transformó a medida que el conflicto armado se instalaba en las calles y edificios.

 

Memorias en crisoles

Las vindicaciones o reivindicaciones de la memoria en escenarios de conflictos sociales y armados constituyen empresas de una amplia complejidad que no se pueden reducir tan sólo a abrirle espacios a las versiones de las víctimas. Obvio que esta es una iniciativa fundamental, pero ella se queda corta si esta apertura no está correspondida con un conjunto de medidas estructurales que permitan que efectivamente estas versiones sean parte de un proceso de restitución, de preservación o de universalización de los derechos que les fueron conculcados a las víctimas en medio del conflicto. Es entonces cuando los desafíos a la memoria se muestran en toda su magnitud: la efectiva vindicación o reivindicación de la memoria requieren la puesta en vigencia de la institucionalidad; la eficiencia de los procesos políticos, administrativos y judiciales; el cumplimiento estricto de las normativas nacionales e internacionales en materia de verdad, justicia y reparación; la apertura de las instancias de producción y reproducción simbólica para involucrar las vulneraciones como situaciones que denuncian y, al mismo tiempo, reconocen para la sociedad hechos afrentosos en su seno que no pueden volver a suceder.

Precisamente una de las iniciativas más importantes en medio de los procesos de vindicación o reivindicación de la memoria en medio de escenarios sometidos a conflictos sociales y armados tiene que ver con la sensibilización, la vinculación y el empoderamiento de las instancias de producción y reproducción simbólica, en capacidad de convertir el esfuerzo por la memoria en una empresa colectiva. No se trata de convertir a la memoria simplemente en un tema coyuntural para el sistema educativo, para las instancias que administran el patrimonio o para los medios de comunicación masiva. Se trata de una cuestión que debe hacer parte de los procesos permanentes de crítica que sostienen a estas instancias, de su reflexión sobre el cometido social de la producción simbólica y de sus posturas éticas y políticas con relación a la sociedad.