Lanzamiento del libro «Cárcel y Memoria»

El nuevo libro, «Cárcel y Memoria. Entrevistas – Ensayos», una obra que no solo revela las profundidades del sistema penitenciario, sino que también busca transformar discursos y prácticas institucionales.

La obra, dividida en dos partes complementarias, ofrece una perspectiva única sobre las realidades carcelarias. La sección «Entrevistas» presenta transcripciones ampliadas del pódcast «El mito de Sísifo», acompañadas de textos que contextualizan estas conversaciones en debates específicos. Por otro lado, la sección «Ensayos» reúne reflexiones e investigaciones de académicos, activistas y profesionales que abordan el sistema penitenciario desde diversas perspectivas.

Ilustrado magistralmente por Leandro Rodríguez, el libro busca arrojar luz sobre las violencias dentro de las cárceles, exponiendo verdades ocultas y abogando por la transformación necesaria en las políticas y prácticas institucionales.

En el evento de lanzamiento, tuvimos el honor de contar con la presencia de destacados coautores y entrevistados, entre ellos Jose Antequera, Luisa Natalia Caruso, Liliany Obando, Mario David Fernández Mora, Sandra Viviana Buitrago González, Julián Duarte de la Campaña Objetivo Libertad, Katalina Ángel y María Flórez. Estas personalidades aportaron su experiencia y conocimiento, enriqueciendo aún más la profundidad y relevancia del libro.

Agradecemos sinceramente a todos aquellos que fueron parte de este lanzamiento tan significativo. Su presencia y apoyo son fundamentales para difundir las voces que claman por un cambio en el sistema penitenciario. Este libro es más que una obra impresa; es un llamado a la reflexión y a la acción, un paso adelante en la búsqueda de una sociedad más justa y equitativa.

«**Cárcel y Memoria. Entrevistas – Ensayos**» está disponible ahora. 

Libro «Cárcel y Memoria. Entrevistas – Ensayos»

Carcel

El Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (CMPR) lanza su nuevo libro «Cárcel y Memoria. Entrevistas – Ensayos» . Este proyecto es una iniciativa del CMPR de contribuir al proceso continuo de ampliación del campo de la memoria en Colombia. 

El libro surge como una extensión del pódcast «El mito de Sísifo», acogido por el diario El Espectador, que exploró el sistema penitenciario colombiano y sus impactos en las personas privadas de la libertad. Las entrevistas, transmitidas entre agosto y octubre de 2020, revelan las experiencias de diez individuos de diversas trayectorias, desde intelectuales hasta exmilitantes y artistas.

El libro consta de dos partes complementarias. La sección de «Entrevistas» presenta transcripciones ampliadas de las conversaciones del pódcast, acompañadas de textos que las sitúan en contextos y debates específicos. La otra cara, «Ensayos», reúne reflexiones e investigaciones de académicos, activistas y profesionales que abordan el sistema penitenciario desde diversas perspectivas. 

El libro, ilustrado por Leandro Rodríguez, busca ser una contribución valiosa al entendimiento de las violencias dentro de las cárceles y al llamado a transformar discursos y prácticas institucionales. 

El compromiso del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación es ser un instrumento que promueve una cultura de paz y de los derechos humanos a través de la memoria y la verdad histórica, y este libro es parte de esa misión, destacando las voces de aquellos afectados por el sistema carcelario y abogando por una transformación de las prácticas institucionales. 

Exposición «Vencimos y fue hermoso: La solidaridad que construyó al Policarpa»

El Centro de Memoria, Paz y Reconciliación lanzó la exposición fotográfica «Vencimos y fue hermoso: La solidaridad que construyó al Policarpa», el 22 de noviembre del 2023.

Esta exposición captura la esencia y la historia detrás del emblemático barrio Policarpa, situado en el corazón de Bogotá, al oriente de la localidad Antonio Nariño. Nombrado en honor a Policarpa Salavarrieta y las mujeres fundadoras, quienes con su perseverancia convirtieron este lugar en una realidad tangible.

La exposición está organizada en cinco momentos que reflejan la evolución del barrio y la lucha por el acceso a una vivienda digna en medio de las adversidades políticas y la falta de intervención estatal desde los años cuarenta. Los segmentos que componen la muestra son:

  1. «Tomarse la tierra»: Inicia el relato, mostrando el coraje y la determinación de quienes se propusieron transformar un terreno en un hogar.

  2. «Construir un hogar»: Revela los desafíos y triunfos enfrentados por los pioneros al dar forma a un espacio que reflejaría la identidad y la resistencia del barrio.

  3. «Consolidar el barrio»: Aborda la consolidación de la comunidad, destacando la importancia de la unidad en la construcción de un lugar fuerte y unido.

  4. «La solidaridad organizada»: Examina el papel crucial desempeñado por la organización popular, liderada por el Partido Comunista y la Central Nacional Provivienda, en la transformación del entorno social marcado por factores estructurales.

  5. «Vencimos y fue hermoso»: Cierra la exposición con una mirada a la victoria y la belleza que surgió de la solidaridad, destacando cómo el esfuerzo colectivo superó las adversidades.

A través de la narrativa visual y los testimonios capturados en estas fotografías, «Vencimos y fue hermoso» ofrece una ventana a la historia de un barrio que emergió no solo como un espacio físico, sino como un testimonio vivo de la solidaridad que puede surgir en medio de la violencia y persecución. 

Este evento fue una oportunidad para conocer la historia de un barrio que se erigió sobre los cimientos de la solidaridad y la resiliencia. 

Disponible hasta febrero del 2024. 

Así fue la acción pública de Ausentes, Estrellas Presentes: un monumento en el cielo por los desaparecidos

El pasado sábado 4 de noviembre del 2023,  más de 500 personas fueron testigos de una conmovedora acción pública de memoria en Bogotá, gracias a «Ausentes, Estrellas Presentes».

Este proyecto, realizado en colaboración con más de 12 organizaciones de víctimas de desaparición forzada, el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, y el Planetario de Bogotá, llevó la memoria de los ausentes a nuevas alturas, construyendo un monumento en el cielo por sus seres queridos.

Este emotivo evento forma parte de un proyecto continuo que ha estado en desarrollo desde el 2021, y se encuentra detallado en la página web del Centro de Memoria (www.centromemoria.gov.co).

«Ausentes, Estrellas Presentes» es un ejercicio simbólico que fusiona elementos físicos con el vasto espacio público, conectando a la comunidad en una poderosa herramienta de apoyo a las víctimas y organizaciones sociales en su búsqueda incansable de verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición de estos crímenes de lesa humanidad.

Durante tres años consecutivos, en el mes de noviembre, 12 organizaciones sociales y familiares de personas desaparecidas en Colombia han llevado a cabo esta acción pública de memoria. El resultado de este proceso colectivo es un conjunto de asterismos, semejantes a constelaciones, que representan a las más de cien mil personas desaparecidas en Colombia.

Carlos Molina, líder del Planetario de Bogotá, destacó la importancia de este acto conmemorativo al recordar que «las estrellas que vemos son las mismas que nuestros abuelos y los abuelos de sus abuelos alguna vez vieron». Los asterismos creados por las organizaciones otorgan un lugar simbólico a los desaparecidos en el cielo nocturno, impidiendo que sean invisibilizados u ocultados.

La relación con las estrellas tiene una ventaja única: una memoria inscrita en el cielo es intocable e inmutable. Según José Antequera, exdirector del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, esta acción representa una resistencia y una trasgresión de las víctimas frente a la pretensión de eliminar el derecho a enterrar y reivindicar a los muertos en un espacio físico.

Todo el proceso y los asterismos están disponibles para consulta pública en la página web www.centromemoria.gov.co, permitiendo que esta obra trascienda el espacio físico y se convierta en una fuente perdurable de memoria y reflexión.

¿Qué es Guardianes de la memoria?

Guardianes de la memoria

 

Guardianes de la memoria es un material pedagógico, creado por el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación para la construcción de memoria y paz con niños y niñas afectados y afectadas por el conflicto armado y la movilidad humana, que habitan en Bogotá

Objetivo:

Implementar una estrategia en la ciudad a través de procesos pedagógicos que reconozcan los relatos y narrativas de la niñez, a partir de un material pedagógico que está compuesto por un texto ficcional y una bitácora de actividades que permiten construir sus memorias y reconocer su aporte a la paz.

Conócelo y descárgalo ahora

Memorable II: Enfoques novedosos sobre desafíos para la construcción de memoria en Colombia

libro memorable

Por Jose Antequera Guzmán

¿En qué consiste el deber de memoria del Estado?

Para muchos, se trata del mandato para que las instituciones estatales, especialmente los museos y los colegios, acaso las universidades, transmitan relatos intocables y sacralizados sobre la historia reciente centrados en la victimización y el sufrimiento a partir de la guerra; la ficción didactista para que los más jóvenes “tengan memoria” con la que se espera alcanzar la no repetición porque “pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”.

Para otros muchos, el deber de memoria del Estado, siguiendo la Ley de víctimas, consiste en el mandato para que se “propicien garantías” que permitan la realización de ejercicios conmemorativos desde diferentes sectores en torno a sus experiencias de sufrimiento, asumiendo a las instituciones estatales como agentes neutrales. Sin “ideologización”, como reclamaba Darío Acevedo, quien fuera director del Centro Nacional de Memoria Histórica entre 2019 y 2022, el mismo apoyo han de recibir las víctimas de una población que sufrió múltiples masacres para dar a conocer su testimonio, que los promotores
de justificaciones sobre el papel de las instituciones estatales.

El abordaje político de la memoria como asunto público conduce a dos certezas fundamentales. Una, a que hablamos de “disputa por la memoria” porque, además de los esfuerzos Memorable II de justificación intrínsecos a las vulneraciones a los derechos humanos, hay resistencias. La segunda, que el resultado de esa disputa, que implica confrontación sobre el pasado, sus versiones y sus sentidos actuales, es la definición de “los marcos de selección de lo memorable” (Crenzel, 2008).

Así, el deber de memoria del Estado implica acciones que se despliegan en el campo del debate político propio de la democracia que no son de transmisión de relatos cerrados e intrascendentes, y que lejos de ser neutrales tienen que ser de convocatoria permanente en torno a esos marcos de selección, a favor de su ampliación para la disposición de todos los posibles dispositivos narrativos que permiten el ejercicio del derecho a la memoria de la ciudadanía: el derecho vivo al pasado fecundo, utilizable, movilizador (Guixé e Iniesta, 2009).

La promoción de la memoria como deber, valor, consigna y objetivo, vinculada a la construcción de paz y el esfuerzo por el logro de acuerdos recientes, ha implicado, al menos desde el Estado, el planteamiento de hipótesis acerca de la selección mencionada. En Colombia, en las leyes y decretos sobre víctimas previas a la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado y las FARC, en las bases de creación y funcionamiento del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición, en múltiples informes de la institución memorial nacional fundamental que ha sido el Centro Nacional de Memoria Histórica, y el Informe Final de la Comisión de la Verdad, existe un marco compartido de selección de lo memorable que se puede caracterizar a partir de la llamada “centralidad de las víctimas” que ha sustentado la legitimidad de la solución política y negociada a pesar de una correlación militar que dejó de ser de empate estratégico a partir del Plan Colombia. Así, lo memorable en el país ha sido, sobre todo, la experiencia de las víctimas y de daño a la población colombiana a partir de la guerra como objeto de esclarecimiento, cuya continuidad aparece inaceptable a pesar del prometido “fin del fin” decretado por los generales de la República.

Frente a este marco, que ha sido la ruptura de una tradicional consideración de las víctimas como costo necesario, que ha legitimado la voz de los y las sobrevivientes, que ha posibilitado políticas de reparación y justicia transicional y que ha dado fundamento a la orientación por la paz y contra la guerra, el Estado tiene que propiciar no el negacionismo excusado en la promoción del debate democrático, sino la ampliación en función de la profundización democrática. Es desde allí que tiene que convocarse al diálogo en virtud del deber de memoria, por el derecho a la memoria, más allá de la transmisión del relato inmóvil. Esa ampliación significa la apertura a la reflexión permanente acerca de la experiencia histórica que corresponde al presente.

En este libro se reúnen ponencias en torno a lo memorable, al marco de selección de lo memorable en Colombia, al proceso de posicionamiento de elementos de nuestra experiencia dentro del marco de lo memorable y a propuestas sobre asuntos que deben ser memorables según sus autores, aunque sean poco considerados como tales. Al publicarlas desde la comprensión del deber de memoria del Estado como lo he expuesto, queremos, además del cumplimiento de nuestra misión a cargo de una institución estatal, resaltar la labor intelectual de quienes se ubican en una renovada manera de comprender la memoria con respecto a la violentología o a los lugares comunes en los estudios y políticas en esta materia en el país.

Fernanda Espinosa Moreno explora la relación entre la consolidación del campo de la memoria en Colombia con la resistencia, la acción colectiva y los movimientos sociales en perspectiva histórica.

Liliana Chaparro ha desarrollado su investigación acerca de la emergencia del problema público de la violencia sexual en el conflicto armado colombiano, preguntándose explícitamente por el proceso que conduce a la consideración como memorable socialmente de un asunto que ha afectado particularmente a las mujeres en nuestro país, a partir de lo cual constata y propone implicaciones generales de la misma para la comprensión de la memoria, los estudios y las políticas al respecto.

Laura Paola Ávila Quiroga propone una nueva perspectiva para comprender la experiencia histórica del sufrimiento en el núcleo de la transmisión de la memoria histórica sobre la que se dan tantas cosas por sentadas, todo ello a partir de cómo se configuran las experiencias y las emociones relacionadas con el sufrimiento y de cómo a través de este lente es posible comprender el pasado de una sociedad afectada por el conflicto armado.

Juan Alberto Carabalí Ospina plantea una perspectiva de la memoria desde el pueblo negro frente a la versión instalada de comprensión del asunto. La reivindicación de una memoria larga, de resistencias que conservan la vigencia de lo ancestral, vinculada con la cultura y a la espiritualidad, aparecen en la base de una comprensión de la relación con el pasado y su valor en el presente que significa ampliación frente a la afirmación de las violaciones de derechos según la tipología de los instrumentos internacionales.

Juan Pablo Torres Henao cuestiona el lugar del Partido Comunista Colombiano y de las FARC en el marco de selección de lo memorable; lo compartido y lo disímil de ese lugar, la valoración de las experiencias históricas de sus miembros y, si cabe, su experiencia colectiva, reivindicando la potencia subversiva que significa la reivindicación de su papel en la construcción de la democracia realmente existente en nuestro país.

Marisol Grisales ha instalado su investigación en un territorio convertido en memorable a través de la política oficial “Retornar es vivir”, proponiendo un enfoque de consideración de los procesos sociales de reconstrucción, transformación y conformación de la espacialidad que conduce a comprender los retornos como rehabitación alejada de la ilusión de volver al pasado.

María Angélica Tamayo fija su atención en la conexión transnacional de las luchas por la memoria, lo que ha sido determinante en el recorrido de las organizaciones que luchan por la verdad y la justicia, contra la desaparición forzada y los crímenes de Estado, así como un ámbito memorial latinoamericano. Su investigación conduce a la necesaria apertura de la mirada local que han tenido los estudios de memoria en Colombia en el marco de un “boom” reciente, para la afirmación del papel importantísimo de la solidaridad internacional en su posicionamiento y la identificación de oportunidades de políticas renovadas.


Salomón Manjbub Avendaño se propone mostrar el carácter mentiroso del discurso de la degradación del conflicto colombiano por cuenta de su transformación en mera guerra por el narcotráfico y que se ha ajustado bien como justificación de la “guerra contra las drogas”. Así desentraña las consecuencias sobre la población colombiana que tendrían que abordarse urgentemente: las de la represión, persecución y criminalización que ha significado la victimización de miles de personas a partir del paradigma prohibicionista.


Felipe Caro Romero apela al concepto de “necromancia” para abordar el carácter histórico de la discriminación y de la lucha contra ella en la experiencia del movimiento LGTBIQ+; las disputas por la memoria que son parte de la disputa por los derechos o su negación. Desde allí propone una perspectiva que sería necesaria para la integralidad del esfuerzo frente a un heteronacionalismo que tendría que significar en Colombia la adopción e implementación de una política pública que pasa necesariamente por el cuestionamiento del pasado.


Fernanda Barbosa dos Santos explora la relación entre el periodismo de paz en Colombia y los trabajos por la memoria, específicamente a través de la experiencia del medio digital “Rutas del conflicto”. A partir de la reconstrucción de la trayectoria del medio, resalta un tipo de trabajo memorial que no suele ser considerado explícitamente junto con el trabajo de archivo, performance, representación o museográfico; una comprensión del periodismo de paz como un esfuerzo por la memoria que implica escarbar, moldear, contar, y que ha sido determinante, sin duda, para la ampliación de lo memorable en Colombia.


Sandra Paola Aguilar asume la necesidad de hablar de memoria de las resistencias como apertura de la memoria sobre los hechos de victimización. Las experiencias en torno a la danza son los vehículos de memoria que conducen la búsqueda por el aporte efectivo a la construcción de paz desde el concepto de corporalidad.

Con inmensa gratitud por la generosidad de estas personas intelectuales, presentamos este volumen Memorable con la certeza de que los debates que aquí se abordan y las propuestas que se hacen reflejan que, más allá de un “boom” o estallido de memorias, hay un estallido de pensamiento crítico fundamental para nuestra orientación en el futuro.


Referencias bibliográficas
Crenzel, E. A. (2008). La historia política del Nunca más: La memoria de las desapariciones en la Argentina. Siglo Veintiuno Editores.
Guixé, J. e Iniesta, M. (Eds.). (2009). Políticas públicas de la memoria:
I Coloquio Internacional Memorial Democràtic. Editorial Milenio
Memorial Democràtica.

Un árbol para florecer: talleres pedagógicos de la Sala Camino a Casa

La sala Camino a Casa del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación apuesta por procesos de memoria que reconozcan en los niños y las niñas sujetos activos con capacidad plena para reflexionar y dialogar en torno al pasado reciente de violencias y luchas por la construcción de democracia y paz.

Este documento está escrito bajo la metáfora de un árbol: se propone que el cambio y el movimiento se convierta en una posibilidad para que siga creciendo, por ello el papel de las personas adultas está relacionado con ser los nutrientes del árbol. En tanto, su labor cotidiana pueden aportar a otros ejes, que vendrían siendo las ramas. Y por último, los niños y niñas cumplen el rol de cuidadores de la memoria -ellos son el árbol- a partir de su autenticidad y creatividad. En ese sentido, la memoria se considera como un proceso que tiene raíces profundas y es capaz de transformarse, que moviliza y resiste. Retoma elementos y acciones construidas por la sociedad para hacer frente a hechos y situaciones, así como la búsqueda de verdad y no repetición. 

Las partes del árbol constituyen la estructura de este documento, que se debe comprender de la siguiente manera: 

  • Las raíces hacen alusión a la apuesta pedagógica y metodológica de la sala Camino a Casa.
  • Las ramas se refieren a los ejes temáticos.
  • Las hojas son el primer momento de los talleres, enunciado “activación de nuestras experiencias”.
  • Las flores constituyen el segundo momento de los talleres, llamado “diálogo colectivo de saberes”.
  • Los frutos hacen referencia al tercer momento de los talleres, titulado “proyección de crea-acción”.
  • El nido está relacionado con aquellas preguntas que se han creado para activar el diálogo a partir de la relación del texto y lo vivencial/experiencial de los niños y niñas en relación con la rama que se está trabajando.

Ruta de la Memoria: Portal Resistencia

Esta Ruta de la Memoria es una apuesta por las memorias alrededor del 28 de abril de 2021 y la forma en la que este lugar se convirtió en el Portal de la Resistencia. Está constituida por las voces de quienes hicieron parte y hoy sostienen espacios comunitarios de conmemoración, movilización y resistencia local. Es una invitación al diálogo sobre qué paso, cómo pasaron los hechos y cómo podemos seguir hablando y construyendo un futuro diferente desde el presente.

 

Lugares de memoria:

Bosque de la Memoria (Lugar de conmemoración)

Este es un lugar donde se visibilizan las violaciones a los Derechos Humanos sucedidos en el marco del estallido social, haciendo énfasis en la memoria de Dubán Felipe Barros, joven que fue torturado y asesinado el 5 de junio de 2021 en inmediaciones del Portal de la Resistencia y la Avenida Villavicencio. Con este espacio se busca no olvidar lo que paso en el estallido social y que sea un espacio de encuentro para que las familias reivindiquen la memoria y resistencia de los jóvenes que fueron asesinados.

Espacio Humanitario. Al Calor de la Olla (Lugar de movilización social y acontecimiento)
Espacio que duro 60 días instalado en el Portal de la Resistencia, el cual fue creado por diferentes organizaciones del territorio donde se buscaba garantizar la movilización social, dadas las constantes denuncias de capturas ilegales, torturas y abusos sexuales al interior del Portal de Transmilenio de Las Américas como también el abuso de la fuerza policial que dejo miles de heridos. En este espacio humanitario no se permitía la entrada de ningún actor armado y funcionaban las brigadas de salud, defensores de DD.HH. y la olla comunitaria como ejercicio de soberanía alimentaria.

Punto Renacer (Lugar de movilización social y organización comunitaria)
Espacio de encuentro comunitario creado por el constante hostigamiento en el Portal de la Resistencia, lo que se buscaba desde la pedagogía era promover espacios de diálogo, formación política y movilización no violenta a través del arte y la cultura, brindando otras opciones a los jóvenes fuera de la confrontación, así mismo, se realizaban ollas comunitarias como un ejercicio de resistencia reconociendo la crisis alimentaria generada por la pandemia, donde se garantizaba un alimento a las personas que asistían a estos espacios o a la movilización en general.

La calle del aguante (Lugar de movilización social y de acontecimiento)
Calle ubicada al sur del Portal de la Resistencia, la cual fue escenario del abuso y la brutalidad policial hacia las y los jóvenes que se movilizaban, como de la comunidad que vive en los conjuntos y casas que rodean esta calle. Durante varias noches, después de horas de movilización pacífica en el Portal de la Resistencia, las y los jóvenes eran atacados o dispersados por la Fuerza Pública, obligándolos a moverse hacia este lugar, que se convirtió en un espacio de confrontación, donde la comunidad que habitaba el lugar y la ciudadanía que se movilizaba se unió, solidarizó, hizo conciencia frente al abuso de poder y defendieron su territorio.

Parque Mundo (Lugar de organización comunitaria)
Este es un parque vecinal que queda al final de la Calle del aguante. Este espacio era neutral, donde se ubicaban brigadas de salud, ollas comunitarias, campamento, se hacen espacios de diálogo y organización comunitaria donde nace y se construye el Espacio Humanitario al Calor de la Olla, la Guardia Comunitaria y la Primera Línea. Este lugar era muy importante durante el estallido social, por ser un espacio de resguardo y protección para las y los jóvenes, donde la comunidad se acercó, apoyó y defendió la movilización social.

Chagra (Lugar de organización comunitaria)
Este es un lugar construido por la participación comunitaria y juvenil junto a la plazoleta del Portal Resistencia. Se trata de un espacio diverso pensado y gestionado por colectividades e individualidades para la siembra, intercambio de semillas, el trabajo colaborativo y desdescalamiento del conflicto que vivió durante mucho tiempo el Portal. Es un lugar que invita al encuentro comunitario, la gestión colectiva y a pensar otras posibilidades para la participación como la siembra, el cuidado, el diálogo y la agricultura urbana.

Guía pedagógica para la conmemoración del 9 de abril de 2023

El 9 de abril se recuerda el asesinato del líder político Jorge Eliecer Gaitán, ocurrido en 1948, y se conmemora el legado de su trayectoria política, el papel social que desempeñó y lo que representó como figura pública para la sociedad colombiana antes de su deceso. Este acontecimiento ha sido estudiado y es considerado como un hito que desbordó la violencia política y profundizó los conflictos sociales del país. Estas razones llevaron a los integrantes del Congreso de la República a designar el 9 de Abril como el “Día nacional de la memoria y la solidaridad con las víctimas del conflicto armado”, a partir de la entrada en vigencia de la Ley 1448 de Víctimas y Restitución de Tierras, aprobada en el año 2011¹. Se espera que en esta fecha se lleven a cabo distintas acciones simbólicas de carácter cultural y sociopolítico que propicien la reflexión sobre las consecuencias que ha dejado la violencia del conflicto armado y, sobre todo, que se conviertan en manifestaciones de reconocimiento a las víctimas que éste ha dejado. Es por ello que este día se reconoce como una oportunidad para recordar cómo nos afectaron décadas de violencia y cómo los sobrevivientes de estos hechos victimizantes siguen luchando y resistiendo como sujetos políticos activos que continúan con sus proyectos de vida.


¿Que contiene esta guía?

Cuatro guías pedagógicas con actividades que permiten conmemorar el día de solidaridad con las víctimas a partir de promover distintas capacidades socioemocionales y ciudadanas desde las cuales se busca reflexionar sobre lo que nos han enseñado el conflicto armado y no quisiéramos repetir. Así mismo, estas actividades buscan conmemorar el papel y el lugar de las víctimas en la construcción de un país que le apuesta a la paz, a la inclusión y al reconocimiento de la vida digna en medio de la diversidad. Todas estas actividades están sustentadas en estrategias y herramientas pedagógicas pensadas para que la comunidad educativa participe activamente según sus condiciones y contexto. Teniendo en cuenta las necesidades y contextos diferenciados, se presenta entonces una guía para educación inicial, otra para primaria, otra para secundaria y otra para desarrollar con familias y cuidadores. 

Memorable I: Experiencias ejemplares de construcción de memoria pública democrática en un período crítico

El libro que presentamos a continuación podría considerarse una caja de herramientas. En este hemos recogido experiencias ejemplares de ejercicios de memoria, por la paz y la reconciliación, que sirven para ser replicadas, debatidas o recreadas; experiencias inspiradoras que compartimos de manera sintética, también como una muestra de la gestión del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (CMPR) entre 2020 y 2022.

El período de referencia es, sin ninguna duda, un periodo
crítico. Por un lado, estuvo marcado por los procesos de
movilización desbordada que empezaron a darse con mayor
intensidad en Bogotá y el país a partir de la firma del Acuerdo
Final de Paz. Desde 2016, con la promesa de que sin guerra habría
tiempo, espacio y voluntad para que pudiéramos concentrarnos
en los problemas estructurales de Colombia, las exigencias
sociales por el cambio se expresaron con votaciones inéditas en
las elecciones presidenciales y la consulta anticorrupción de 2018.
Correlativamente, las marchas que empezaron el 21N de 2019
determinaron un prolongado “estallido social” sin precedentes.
Este periodo corresponde a los primeros años del post-acuerdo de Paz, que la mayoría de expertas y expertos internacionales consideran determinantes para el futuro del país, con un balance contradictorio entre avances importantes, sobre todo en materia de justicia transicional, y una gran falta de voluntad para su implementación efectiva, cientos de asesinatos de firmantes de paz, líderes y lideresas sociales y masacres.

Más allá, entre 2020 y 2022, vivimos una verdadera distopía
con la etapa más difícil de la pandemia de la COVID-19, que
significó muertes, confinamiento generalizado, afectaciones
inmensas al sistema productivo, exacerbación del abuso policial
y graves daños a la vida en relación y la salud mental, que solo ahora han empezado a medirse en su magnitud. La pandemia fue el telón de fondo que determinó lo crítico de este periodo crítico.


En la convocatoria al uso público del espacio, en la realización
de productos de pedagogía para la ciudad, en el fortalecimiento
y expresión de iniciativas de víctimas y ciudadanas, tomamos en
serio las exigencias del nuevo momento de movilización social
y el reclamo por la ampliación de lo memorable para dar lugar
también a las violaciones a los derechos humanos en las protestas
sociales, las resistencias que son parte de la experiencia de las
víctimas del conflicto armado y las luchas por la democracia en el
país. Las convocatorias a eventos, talleres y otros espacios no solo
debieron adaptarse a la llamada virtualidad, sino que tuvieron
que elaborarse para que fueran útiles también a la urgencia de
enfrentar la soledad, encierro y “distanciamiento social”.
En ese sentido, las experiencias que recogemos aquí tienen
el valor de haberse producido tomando en cuenta cuestiones
que se suelen mencionar como retos en foros y seminarios sobre
memoria para la paz y la reconciliación, pero sobre las que han
existido pocas respuestas: la construcción de comunidad; el protagonismo de la ciudadanía; la imaginación ante la falta de
Memorable I apropiación social de experiencias vinculadas con la violencia; la realización de herramientas con perspectivas emancipatorias como el feminismo, ecologismo o antirracismo, etc.
Nos referimos a experiencias de memoria pública democrática porque hablamos de procesos que no pretenden la transmisión de un relato cerrado y estático, sino la promoción del diálogo y el debate públicos, sobre el posicionamiento de verdades factuales a partir de investigaciones rigurosas, sentencias judiciales; informes como los del Centro Nacional de Memoria Histórica o la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. Este concepto también hace referencia a la consideración de las experiencias de resistencia, transgresión contra las injusticias y construcción de democracia, como parte fundamental de lo memorable en el siglo XXI en el que tenemos que confluir en la defensa de causas comunes, más allá de constatar nuestras innegables diferencias.


Así, aquí encontrarán experiencias como cursos y ciclos
de formación para público general; proyectos de investigación
difundidos en formato de series documentales y podcast; ejercicios
de escritura creativa con firmantes de paz; procesos de creación y
puesta en escena con rap y teatro; curaduría de cine documental;
exposiciones; proyectos para niños y niñas; laboratorios para
estudiantes; proyectos de memorias territoriales en barrios de
Bogotá; y performance sobre desaparición forzada. Son muchas las organizaciones de víctimas, organizaciones sociales, movimientos, individuos e instituciones que han hecho posible el trabajo del CMPR en este periodo crítico. A todas ellas y ellos les expresamos el agradecimiento que corresponde a compañeras y compañeros de lucha y les ofrecemos este recuento que esperamos siga alimentando la fuerza por la memoria, la paz y la reconciliación en Bogotá, Colombia y el mundo.