“Rebeldes y Paz”

Exposición fotográfica en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación

Bogotá, enero 24 de 2018. “Cuando seca la tinta: Los rebeldes de las FARC y el proceso de paz” es la primera exposición fotográfica del año, que da apertura a la agenda cultural y académica del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de la Alcaldía de Bogotá.

Esta exposición a blanco y negro retrata a excombatientes de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, desde su humanidad, el lente captura las emociones, expresiones y cotidianidad de quienes esperan reincorporarse a la sociedad. “Muestra a los guerrilleros de base durante el proceso de paz, explora cómo se sentían al respecto e indaga qué sucedió con ellos”, afirma el fotógrafo Malcom Linton.

La muestra visual estará presidida por el autor de estas impactantes fotografías, quien realizará un recorrido guiado a los visitantes donde compartirá el cómo y la historia detrás de cada imagen. “A través de estas exposiciones, buscamos que niños, jóvenes y adultos creen discursos propios del conflicto, para lograr avanzar hacia el reconocimiento de los otros y nosotros mismos en la sociedad, para la construcción de oportunidades en el presente y futuro”, afirmó Gustavo Quintero, alto consejero para las Víctimas del Distrito.

El evento tendrá lugar hoy lunes 4 de febrero en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación ubicado en la carrera 19b # 24-86, a partir de las 5:30 p.m., y estará hasta el próximo 4 de marzo con entrada libre. Además, tendrás la oportunidad de conocer la exposición “RECORDAR: volver a pasar por el corazón”, la cual, a través de un recorrido sensorial te invita a conocer las memorias y las experiencias de la guerra durante el conflicto en el país.

En la ruta hacia la paz. Debates hacia el fin del conflicto y la paz duradera.

Ruta hacia la paz

El presente documento da muestra de la continuidad de este proceso. Se trata de una serie de ensayos, resultado del diplomado La paz es ahora. Negociaciones con el ELN y las Farc hacia el fin del conflicto y la paz duradera, que se desarrolló en nueve módulos temáticos, entre los meses de agosto y diciembre de 2015. En esta oportunidad, se concretó gracias a una alianza entre el Instituto para la Pedagogía, la Paz y el Conflicto Urbano, de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas (Ipazud); el Centro de Estudios Sociales y Culturales de la Memoria, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Javeriana (Cesycme); la Facultad de Comunicación Social para la Paz, de la Universidad Santo Tomás; el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz); y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura -OEI-. 

Se trata, pues, de diez textos sobre asuntos claves que rodean la solución negociada del conflicto, a saber: La Comisión de Esclarecimiento, la Convivencia y la No Repetición, acordada en las negociaciones de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc; comisiones históricas y comisión de la verdad en Colombia; el proceso de refrendación de los acuerdos; las negociaciones de paz y los medios de comunicación; mujeres en las negociaciones de paz; las problemáticas de la tierra en escenario de posacuerdo; desminado humanitario; cese al fuego bilateral y negociaciones con las Farc; el paramilitarismo; y una reseña histórica sobre el ELN y la negociación política

Unión Patriótica: Imágenes de un sueño

UP-Imágenes-de-un-Sueño

¿Qué hay detrás de la historia del único genocidio en el mundo por razones políticas? Distintas generaciones han crecido escuchando la misma historia condensada en una frase: “Los mataron a todos!*. Esa afirmación estimuló la escritura del libro que hoy presentamos.

Quisimos reconstruir la experiencia de la Unión Patriótica desde un lugar distinto a la historia del exterminio, al que han pretendido reducir a este partido político. La muerte por si sola no nos explica nada, no contribuye comprender como sociedad, por qué se decidió desarrollar un plan sistemático de aniquilación en contra de un movimiento político alternativo y de raíces populares.

Esta propuesta surge, entonces, de la intención de aproximarse a la Unión Patriótica desde una perspectiva histórica que pone el acento en los relatos (visuales y escritos) sobre la vida de ese movimiento político, sus miembros y simpatizantes; poniendo especial énfasis en las dinámicas organizativas, en las prácticas alrededor de “el hacer” política, desde su nacimiento hasta la actualidad. Las fotografías e información de prensa recolectada, por lo tanto, nos hablan de la naturaleza de la propuesta política de la UP, su composición social, las perspectivas desde las cuales trabaja; así como los logros, retos y aprendizajes que este partido político aporta, en el camino de encontrar respuestas, explicaciones y alternativas a la violencia política tradicional, de cara al presente yal futuro del país.

La apuesta metodológica y ética de reconstruir la memoria desde la vida y los sueños, nos aportó varias lecciones que complejizan aquella respuesta generalizada con al que nos encontramos al indagar por la Unión Patriótica.

Las calles también hablan

Las calles, avenidas o plazas de Bogotá han ido llenándose de nombres de significado histórico y en los últimos tiempos de sitios que recuerdan a personas o acontecimientos ejemplares por su contribución a la paz o a la democracia. Son huellas de memoria y de rechazo a la violencia dejadas por iniciativas oficiales de reconocimiento o reparación y en muchas ocasiones sitios destacados por grupos de ciudadanos que llenan de símbolos de convivencia el espacio público.

Ese proceso social de apropiación del espacio público para la memoria le ha permitido al Centro de Memoria, Paz y Reconciliación ir construyendo con el aporte ciudadano una cartografía de Bogotá en la cual se han ubicado 74 lugares; muchos de ellos ostentan nombres de personas que han sido asesinadas en medio de la violencia política que ha marcado a Colombia en un siglo de historia: líderes políticos, defensoras de derechos humanos, sindicalistas, periodistas, estudiantes. También se han destacado lugares que recuerdan grandes eventos en la búsqueda de la paz como el Voto Nacional por la Paz en 1902, la Asamblea Constituyente de 1991, la Séptima Papeleta de 1990, el Mandato por la Paz en 1997, el plebiscito de 12 millones de firmas por el Manifiesto por la paz y la no violencia presentado por Colombia en 1998 ante las Naciones Unidas, el Centro de Memoria en el Parque de la Reconciliación, entre otros.

Al observar ese mapa de Bogotá Ciudad Memoria, la ciudad aparece marcada en todos los puntos cardinales por esos símbolos que son un llamado a las acciones comunes por la paz – que es otro nombre de la reconciliación – o a la no repetición del uso de las armas para dirimir conflictos políticos o sociales. Pero se observa en particular que como parte de la historia de la ciudad se han trazado dos rutas excepcionales que son la lectura de buena parte de la historia de violencia política y de lo que no se quiere olvidar. Una de esas rutas es el recorrido por la Carrera Séptima desde el sitio donde fue asesinado Rafael Uribe Uribe en 1914 en las gradas del Capitolio Nacional hasta la Avenida Rodrigo Lara Bonilla (calle 127) y otra por la calle 26 – Avenida Jorge Eliecer Gaitán – desde el Parque de la Independencia hasta el Aeropuerto El Dorado, Luis Carlos Galán.

Oficios de la memoria

OFICIOS-DE-LA-MEMORIA

No es extraño que en este libro nos entregue memorias contadas por mujeres. Cada una nos presenta un relato distinto de su experiencia de vida que tiene una fractura cuando irrumpe la guerra en su casa y en los caminos de sus familiares y vecinos. Todas recorren los laberintos del desplazamiento forzado y la llegada a la ciudad para buscar una oportunidad que las libre de la angustia de haberlo perdido todo.

De la tierra al olvido. Y otras historias de mujeres en medio del conflicto

De La tierra Al olvido

Las mujeres en Colombia han sufrido doblemente la guerra. Las cifras nos muestran que los hombres han sido las principales víctimas del delito de homicidio, pero también nos indican que las demás tipologías de violencia han sido ejecutadas a la par contra hombres y mujeres. Vergüenza, dolor, amargura y rabia son las palabras que vienen a mi mente cuando pienso en cientos de mujeres víctimas que he conocido a lo largo de este interminable conflicto colombiano. Mujeres desplazadas con sus hijos, mujeres que no encuentran sosiego ante la desaparición de un familiar, mujeres cuyos hijos se los llevó la guerra porque fueron reclutados, y viven con el corazón en la mano, esperando siempre la trágica noticia de la muerte. Mujeres violadas para humillar al supuesto enemigo, mujeres desaparecidas, mujeres secuestradas, mujeres mutiladas, mujeres preñadas por sus victimarios violadores, mujeres tristes, mujeres solas, mujeres sobrevivientes. 

Pero también he conocido el valor inigualable de estas mujeres que, a pesar de todos sus sufrimientos, tuvieron que levantarse solas para seguir adelante con la vida, lograr sobreponerse gracias a su esfuerzo y revertir su sufrimiento en una causa colectiva. Con este valor indescriptible y su propia persistencia, muchas mujeres lograron que las adversidades y las circunstancias forjaran su liderazgo y que, en el marco de otros esfuerzos hechos por los movimientos de defensa de los derechos humanos, se hicieran visibles y reconocidos sus derechos.

 A pesar de que la guerra y la violencia arrebatan cada día los derechos de muchas ciudadanas y ciudadanos, Colombia hoy cuenta con un marco jurídico que reconoce los derechos de las mujeres víctimas y con una serie de autos proferidos por la Corte Constitucional, que son instrumentos fundamentales en la búsqueda de la garantía de los derechos, pues reconocen el impacto desproporcionado, en términos cuantitativos y cualitativos, del conflicto armado interno y del desplazamiento forzado sobre las mujeres colombianas. En el ámbito de la prevención del desplazamiento forzoso, la Corte Constitucional ha identificado los Riesgos de Género, es decir, los factores de vulnerabilidad específicos a los que están expuestas las mujeres por causa de su condición femenina en el marco de la confrontación armada interna colombiana, que no son compartidos por los hombres, y que explican en su conjunto el impacto desproporcionado del desplazamiento forzoso sobre las mujeres. 

En este marco de derechos y reconocimientos jurisprudenciales, el Distrito Capital busca superar, de la mano con las mujeres víctimas del conflicto armado y con acciones concretas y acciones afirmativas, los rasgos de discriminación profundamente arraigados en la sociedad colombiana y construir una ciudad más justa, incluyente y amorosa.

Bogotá Ciudad Memoria

Bogotá_Ciudad_Memoria

Este libro es otra mirada a la historia, desde los espacios públicos que son huellas latentes y que transforman a Bogotá en un gran mapa que refleja toda la violencia política nacional, así como las luchas sociales y las grandes apuestas por la paz. Es un libro que nos recuerda a personas que fueron silenciadas y a sueños que siguen esperando su momento.

El país, como esos muros que bajo muchas capas de pintura guardan mensajes e historias olvidadas, parece solamente atender al último
suceso, para cobijarse en la desmemoria. En esos muros hay una especie de almanaque de otros días que no pocas veces da cuenta de crímenes y vejámenes, de hechos soslayados o sepultados en los diarios, pero que hay que descascarar para encontrarlos.

Así sucede en este libro, ocurre que nuestra historia oficial –podemos repetirlo una y otra vez como un mantra por ser una verdad ineludible–, está contada más que por la punta del lápiz por el lado del borrador. En buena parte, el miedo generado como herramienta de amedrentamiento también conduce a provocar el olvido, a asordinar la verdad o a conculcarla.

Nos movemos entre un pasado hipotético y un olvido que nos lleva a vivir en la periferia del otro, en la indiferencia por lo que nos ocurre al cobijo de una ceguera histórica, de una ceguera impuesta. “La historia es el reverso del traje de los amos”, decía René Char, un poeta de la resistencia francesa que se negaba a la desmemoria y a los pases hipnóticos del olvido.

Este libro es la mirada desde el otro extremo del catalejo, no del lado que aleja los sucesos sino del que los acerca. Es, como todo lo que quiere hacer luz sobre la historia, el reverso del traje que otros nos han hecho a su antojo, a su gusto y sus medidas.

Para lograrlo, para avivar la memoria, los autores de esta obra necesaria han armado una suerte de rompecabezas, de mapas fragmentados de nuestra violencia, una especie de geopatía, de enfermedad, del paisaje que se puede señalar en los lugares donde han caído, víctimas del odio, desde notables hombres públicos hasta incontables e inolvidables desconocidos. Nadie es un N. N. para su núcleo familiar, a nadie le asignan el nombre del vacío.

Un mapa así, que más que geográfico es social, puede abarcar desde Jorge Eliécer Gaitán hasta el muchacho anarquista muerto por balas oficiales en una calle que antaño tuvo el nombre ostentoso de Real, una arteria de la ciudad que cuenta en un ábaco de luto una legión de muertos. Es una calle –allí también asesinaron a Rafael Uribe Uribe–, que desde el trasunto de la violencia tiene los visos de una calle Irreal.

El libro refuerza la generación, como lo hace de manera extraordinaria, el Centro Memoria, Paz y 10 Bogotá, ciudad, memoria, Reconciliación, de una conciencia colectiva sobre las víctimas de la ya larga encrucijada histórica que vivimos como Nación.

Una encrucijada que nos hace decir, con dolorosa ironía, que en Colombia la guerra siempre viene después de la posguerra, pero también que proyectos como este ayudan a darle el punto final a esta larga situación enajenada y cruenta.

Memoria, paz y reconciliación es el trípode en el que se monta una obra que no es privativamente el cuadro clínico de los colombianos como conglomerado social en el marco de la violencia, sino también un reconocimiento a las víctimas y a sus familiares, que también lo son.

Memorias para la democracia y la paz: veinte años de la constitución política de colombia

El Centro de Memoria, Paz y Reconciliación definió como una de sus líneas de acción en 2011 el acompañamiento a los actos de memoria de los veinte años de la realización de la Asamblea Nacional Constituyente, y de la aprobación de la Constitución Política de Colombia. La Asamblea Nacional Constituyente de 1991 fue un hito en la historia del siglo xx, en la búsqueda de la institucionalidad necesaria para superar cincuenta años de ciclos de violencia y conflictos armados. Con la aprobación de la nueva Constitución se formalizó un pacto de sociedad para construir un Estado Social de Derecho que permitiera tramitar pacíficamente los conflictos sociales y políticos. Después de décadas de violencias generalizadas y de crisis del régimen político heredado del Frente Nacional, convergen varios procesos de búsqueda de alternativas por el camino de la ampliación de la democracia representativa y la exploración en la democracia participativa.

Luego de veinte años vuelven a formularse interrogantes sobre el significado y las repercusiones del cambio institucional iniciado en 1991. ¿Cuáles fueron los retos que asumió la Constituyente? ¿Cuáles las circunstancias que le dieron origen y el contenido del Estado Social de Derecho que se instituyó? ¿Se estableció una nueva forma de democracia, la democracia participativa? ¿La continuidad y ampliación de la violencia y de los conflictos armados en las últimas dos décadas, indican que fracasó como pacto de paz? ¿Los fenómenos de corrupción, paramilitarismo y parapolítica han desbordado a la Constitución? ¿Las treinta y cuatro reformas constitucionales aprobadas y el acervo legislativo han desvirtuado los contenidos y propósitos de las Memorias para la democracia y la paz: veinte años de la Constitución Política de Colombia 14| constituyente de 1991? ¿Avanzamos a un Estado más democrático o se involuciona a modalidades del autoritarismo? ¿Qué queda de la Constitución Verde y de los derechos humanos? 

Muchos de esos interrogantes son abordados en los textos compilados en este libro y que han sido aportados por protagonistas del proceso constituyente, o del seguimiento académico o político a los cambios institucionales inaugurados con la aprobación de la Constitución Política de Colombia el 4 de julio de 1991. 

En la conmemoración de los veinte años de la Asamblea Nacional Constituyente, el Centro de Memoria Paz y Reconciliación del Distrito Capital se unió a una alianza social e interinstitucional, y contribuyó a la construcción de espacios de diálogo que aportan a la reconstrucción histórica de la búsqueda de la democracia y la paz en Colombia. La agenda de la alianza social interinstitucional para la conmemoración de veinte años de la Constitución incluyó, a lo largo del año 2011 foros, conferencias, actos protocolarios, definición de placas conmemorativas e intercambios con los gestores de procesos constitucionales en países de la Región Andina.

Memorias con sentido de futuro. Cátedra del bicentenario

Memoria con sentido de futuro

Esta publicación reúne las ponencias presentadas en la “Cátedra del Bicentenario: memoria con sentido de futuro”, realizada entre los meses de marzo y julio de 2010. 

Con motivo de la conmemoración del Bicentenario del Grito de Independencia, el Centro del Bicentenario: Memoria Paz y Reconciliación de la Secretaría Distrital de Gobierno y la Cátedra de Pedagogía instituida por la Secretaría de Educación de Bogotá unieron sus esfuerzos; es así como se ofreció la oportunidad de abordar temas trascendentales de nuestra historia. 

En la sesión inaugural, realizada el 10 de marzo, el secretario Distrital de Educación, Carlos José Herrera, centró la Cátedra cuando señaló que “[…] la temática ‘Bicentenario: memoria con sentido de futuro’, no sólo nos ayuda a reflexionar sobre los doscientos años de la Independencia, sino sobre lo que está ocurriendo ahora”; indicó que nuestros pueblos del continente tuvieron una agenda común en su lucha emancipadora, y hoy, en varias naciones de América Latina, rescatan su sentido de historia abriendo centros de memoria en Chile, Uruguay, Brasil, Colombia y la misma España, para Memoria con sentido de futuro │ Cátedra del Bicentenario 10| rescatar el legado de sus pueblos. “Esa agenda común debe ser objeto de estudio en búsqueda del desarrollo del derecho a tener memoria para no repetir y sacar experiencias en defensa de la democracia y los derechos humanos”, recalcó Herrera.

 La Cátedra incluyó en las tres primeras sesiones reflexiones sobre los fundamentos del Estado de Derecho y los derechos humanos, sobre conquista de derechos para las mujeres en setenta años de luchas y el significado histórico de la Asamblea Constituyente de 1991. En la segunda parte de la Cátedra se abordaron temas de gran importancia en la pedagogía de las Ciencias Sociales y el análisis histórico de los movimientos populares. 

En este volumen se incluyen las ponencias centrales que están a disposición de los lectores en el aula virtual del Centro del Bicentenario: Memoria, Paz y Reconciliación, al lado de otros textos que son un calificado material de consulta para que en los centros educativos se continúe profundizando en esta Pedagogía de la Memoria con Sentido de Futuro.