Exposición Urdiendo la vida para tejer la paz

La exposición “Urdiendo la vida para tejer la paz”, realizada por la organización Tejidos Chakana, visibiliza la fuerza y la creatividad que puede surgir de la unión de diferentes actores que han sido afectados por la violencia en Colombia. Desde abril hasta junio de este año, se podrá apreciar esta exposición en la que se exhiben los tejidos en chaquira que fueron resultado de los talleres en los que participaron víctimas de crímenes de Estado, víctimas del conflicto armado, firmantes de paz, excombatientes de las FARC-EP y familiares de miembros de la Fuerza Pública.

La enseñanza del tejido en telar de chaquira se convirtió en un espacio de encuentro y de intercambio de experiencias que buscaron la reconciliación y la construcción de un futuro en paz. La galería artesanal que se construyó, y que ahora se presenta en esta exposición, es el resultado de un trabajo colectivo y un testimonio de la resiliencia y el deseo de transformación que habita en cada una de las personas que participaron en el proyecto.

“Urdiendo la vida para tejer la paz” es una invitación a reflexionar sobre las posibilidades que se abren cuando se decide tejer juntos y construir en comunidad. Los tejidos que se presentan en la exposición son más que piezas de arte, son hilos que conectan las historias y las experiencias de quienes participaron en el proyecto y que nos invitan a imaginar un futuro en el que la paz y la justicia sean una realidad en Colombia.

La exposición “Urdiendo la vida para tejer la paz” estará disponible para el público hasta el 30 de junio del 2023.

Exposición “Yerbas para todos”

La exposición “Yerbas para todos” organizada por ARCUPA, rinde homenaje a la cultura campesina de la Plaza de las Yerbas.

Desde hace más de 86 años, esta plaza ha sido el punto de encuentro entre lo rural y lo urbano, donde se intercambian los saberes entre quienes venden plantas aromáticas, esotéricas, medicinales, gastronómicas y ornamentales y quienes vienen a comprarlas.

La exposición busca explorar la relación entre la cultura campesina y las plantas a través de una serie de fotografías que reflejan la importancia y la diversidad de las yerbas en la vida de los bogotanos.

La exposición “Yerbas para todos” estará disponible para el público hasta el 19 de mayo del 2023.

Exposición “Nunca Invisibles: Mujeres Farianas, adiós a la guerra”

La exposición fotográfica “Nunca Invisibles: Mujeres Farianas, adiós a la guerra” es un espacio de memoria y reflexión sobre el proceso de creación del documental homónimo, realizado por mujeres excombatientes de las FARC-EP. A través de imágenes que nos muestran la tras escena de la producción, la exposición nos invita a conocer las historias de estas mujeres y sus experiencias durante la guerra y en su transición a la vida civil.

Las fotografías capturan momentos emotivos de las mujeres exguerrilleras, quienes, a través de sus propios relatos, nos llevan a su pasado y su infancia, para luego converger en las filas de la guerrilla. Sin embargo, lo más significativo de esta exposición es el momento en el que estas mujeres le dicen adiós a la guerra, y emprenden el camino hacia la construcción de la paz, la verdad y la reconciliación.

La exposición “Nunca Invisibles: Mujeres Farianas, adiós a la guerra” es una muestra de la capacidad que tienen las mujeres para transformar y reconstruir las realidades, en un contexto de posconflicto. Las imágenes y los relatos de estas mujeres nos inspiran a seguir trabajando por una sociedad más justa e igualitaria, en la que se respeten los derechos de todas las personas, independientemente de su género o su pasado en el conflicto armado.

La exposición “Nunca Invisibles: Mujeres Farianas, adiós a la guerra”” estará disponible para el público hasta el 8 de abril del 2023.

Exposición OTR+S FUTUR+S SON POSIBLES

La exposición OTR+S FUTUR+S SON POSIBLES es una iniciativa de la Red Nacional de Mujeres que busca generar reflexiones sobre la memoria y el futuro en relación con la lucha por los derechos de las mujeres y personas LGBTIQ+. A través de laboratorios de memoria en distintas regiones del país, se reunieron cerca de ochenta mujeres y personas LGBTIQ+ entre artistas y activistas, quienes crearon acciones rituales que imaginan un futuro común en el que se respeten las diferencias, los cuerpos y los derechos de todas las personas.

La exposición recoge el trabajo de estas personas en los laboratorios de memoria realizados en cuatro departamentos de Colombia (Putumayo, Cauca, Valle del Cauca y Chocó), en los que se promovió el diálogo y la reflexión colectiva sobre la memoria y el recuerdo como herramientas para la construcción de un futuro más justo y equitativo para todas y todos.

La muestra se presenta como una oportunidad para visibilizar la lucha por los derechos de las mujeres y personas LGBTIQ+ en Colombia y para promover la reflexión en torno a la construcción de un futuro en el que se garantice la no discriminación ni la violencia hacia estos grupos poblacionales. Además, esta exposición es una muestra de cómo el arte y la memoria pueden ser herramientas poderosas para la construcción de nuevas narrativas que permitan la transformación social y la construcción de futuros más justos y equitativos para todas las personas.

La exposición ” OTR+S FUTUR+S SON POSIBLES ” estará disponible para el público hasta el 10 de mayo del 2023.

Exposición de La mesa como Palimsesto

a mesa es un objeto común que utilizamos en nuestra vida diaria, pero ¿alguna vez te has detenido a pensar en todo lo que representa? El artista Harold Moreno lo ha hecho, y su obra “La mesa como Palimpsesto” es el resultado de su exploración.

Moreno ve la mesa como un objeto que tiene una presencia y una importancia más allá de su función práctica. Él la concibe como una superficie en la que se han escrito y borrado varias capas de historia.

“La mesa como Palimpsesto” es una exposición que invita al espectador a reflexionar sobre la relación entre los objetos y las personas. Moreno nos recuerda que los objetos tienen una presencia en nuestras vidas y que están íntimamente ligados a nuestras historias y a nuestra memoria.

La exposición ” La mesa como palimsesto” estará disponible para el público hasta el 19 de mayo del 2023.

Exposición “Echando Carreta”:

La exposición “Echando Carreta” es un ejercicio de memoria que tiene como objetivo exponer y sistematizar los relatos y memorias colectivas del barrio Villa Cindy, ubicado en la localidad de Suba, sobre la ronda del río Bogotá.

La exposición “Echando Carreta” es un ejercicio de memoria que tiene como objetivo exponer y sistematizar los relatos y memorias colectivas del barrio Villa Cindy, ubicado en la localidad de Suba, sobre la ronda del río Bogotá. A lo largo del tiempo, este territorio ha sido hogar para población campesina, comunidad recicladora, mujeres cabeza de familia y población migrante venezolana, todas ellas víctimas de injusticias sociales, económicas y ambientales, quienes han encontrado en el trabajo del reciclaje una manera de sobrevivir.

La carreta que se muestra en la exposición busca ser un objeto de memoria itinerante que rompa con las barreras geográficas y de estigmatización social en las que se ve envuelta esta comunidad. El objetivo es reconstruir y resignificar la identidad de las familias recicladoras, aportando una nueva visión y esperanza.

La Escuela Popular Guardianes del Río invita a todos los interesados a encarretarse con la lectura y la imaginación a través de este vehículo lleno de objetos, resistencias y memorias vivas.

Esta exposición se realizó gracias a la ayuda de la comunidad recicladora y, en especial, gracias a los niños y niñas Guardianes/as del río, quienes aportaron sus sueños y deseos de transformación para con el barrio y el río Bogotá.

La exposición “Echando Carreta” estará disponible para el público desde el 24 de marzo al 19 de mayo.

Exposición Gráfica para descolonizar la memoria

El arte urbano se ha convertido en una poderosa herramienta de transformación social y fortalecimiento comunitario en Colombia. Y el colectivo Palabreras & Callejeras es uno de los mejores ejemplos de ello. Este grupo, conformado por mujeres jóvenes, ha creado una exposición que lleva por nombre “Gráfica para descolonizar la memoria: pedagogías creativas entre la calle, la vereda y la academia.”

La exposición es el resultado de diversas obras realizadas en diferentes comunidades a lo largo del territorio nacional, con enfoques metodológicos de educación popular, feminismos y decolonialidad. A través de la gráfica popular y el cartelismo, el colectivo busca enseñar y aprender a narrar la injusticia y la memoria del pasado violento en Colombia.

La exposición de Palabreras & Callejeras es una herramienta pedagógica contrahegemónica, creativa y decolonial para trabajar con poblaciones rurales y urbanas en Colombia. Su objetivo es transmitir la importancia de la memoria y la narrativa en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

Esta exposición es una oportunidad única para conocer el trabajo de un colectivo que ha logrado marcar una diferencia en su comunidad a través del arte urbano y la pedagogía creativa. Visitarla es una invitación a reflexionar sobre la memoria del pasado y el papel que juega en la construcción del futuro.

Guzmán Campos: un archivo para preguntarnos cómo nos atrevimos a tanto

Por: Fernanda Espinosa Moreno, Equipo del CMPR.

 El archivo de Guzmán Campos es un gran hallazgo para la historia del país, por años se consideró perdido, incluso corrieron chismes de que había sido vendido o desaparecido por completo.

Germán Guzmán Campos es un personaje fundamental de la historia de Colombia. Como sacerdote, sociólogo, educador y comisionado dejó una huella profunda y aportó a la transformación de estos campos en la segunda mitad del siglo XX. Nació en Chaparral, Tolima, y murió exiliado en México. Estudió en el Seminario Conciliar de Ibagué y fue ordenado sacerdote en la Catedral de Ibagué en 1934, apostó por la apertura y modernización de la Iglesia, años después sería amigo de Camilo Torres Restrepo y su primer biógrafo. Siendo párroco del Líbano, vivió la Violencia Bipartidista en el Tolima, una de las regiones donde tuvo mayor impacto. Una biografía completa de Germán Guzmán Campos se puede leer acá.

Los archivos son un lugar fundamental de disputa de la memoria. El archivo de Guzmán Campos es un gran hallazgo para la historia del país, por años se consideró perdido, incluso corrieron chismes de que había sido vendido o desaparecido por completo. Tras la muerte de Guzmán Campos en 1988, los documentos fueron custodiados por su compañera, la profesora Emma Zapata Martelo, del Colegio de Posgraduados de Texcoco (México). Desde 2018, Luis Carlos Castillo, Francisco Ramírez Pores y Alberto Valencia, profesores investigadores de la Universidad del Valle, junto con ella, empezaron a digitalizar, analizar y clasificar todo su archivo, más de 9.000 documentos y fotografías que están siendo puestos a disposición del público en la página: http://germanguzman.univalle.edu.co/ Producto de este feliz e importante hallazgo ya han sido publicados tres libros: Entrega de armas de las guerrillas del Llano, La Violencia años cincuenta contadas por sus víctimas: los archivos de la Comisión Investigadora y Tres estamentos de poder, este último es la tesis doctoral de Guzmán Campos.

Una parte importante de este archivo lo componen los documentos de la “Comisión Nacional Investigadora de las Causas y Situaciones Presentes de la Violencia en el Territorio Nacional” creada por la Junta Militar, de la cual Germán Guzmán Campos fue comisionado por la Iglesia, junto con miembros de los partidos, el Ejército y la Iglesia con participación de los partidos Conservador y Liberal por igual. 

Otro miembro muy destacado de esta comisión fue Otto Morales Benítez, personaje clave en otros procesos de paz en el país. La labor de esta comisión fue esencial en este periodo de transición entre la Violencia Bipartidista y el Frente Nacional, particularmente por sus aportes en construcción de paz local, logrando más de 52 pactos de paz. Un artículo sobre el aporte de esta comisión en “pacificación” y “rehabilitación” se puede leer acá.

En una entrevista que le realizaron en noviembre de 1958 sobre la labor de esta comisión, Guzmán Campos señaló:

“Estoy satisfecho por los resultados obtenidos. Recorrimos los sectores más afectados por la violencia en Caldas, Valle, Cauca, Tolima y Colombia, en el Huila. La labor ha sido agotadora pero la hemos cumplido con verdadero fervor patriótico. Desde el principio sostuve la tesis de que la Comisión debía llegar a todas las zonas devastadas. Irse a los poblados, villorrios, veredas, por atajos y riscos, con un sentido total de sacrificios que siempre halle con creces en mis colegas. Era necesario hablar con todos, sin asco a su abismo, a su problema, a su anhelo, a su grito de angustia, a su tragedia moral, a su rebeldía elemental de primitivos, a su vocinglero engreimiento de vencedores. Y nos fuimos desaprensivos a dialogar con el pueblo, con los campesinos, con las mujeres y los niños. A oír de sus labios la historia de sangre. Cuántas veces nos dijeron los hombres hirsutos con lenguaje recio: Es la primera vez que vienen a preguntarnos qué nos pasó, a conversar con nosotros sin engaños: a hablarnos de paz, sin echarnos bala después”.

Efectivamente, fue la primera vez, esta comisión fue pionera y recogió miles de testimonios de la Violencia, según Alberto Valencia realizó más de 20.000 entrevistas. Ahora bien, por las polémicas y polarización de la época, esta comisión nunca entregó un informe por escrito, aunque sí varias recomendaciones verbales al Presidente de la República. Existe la idea equivocada de que el libro La Violencia en Colombia (1962) sería el informe de la Comisión. Sin embargo, este no representa el acuerdo de todos los comisionados.

El libro La Violencia en Colombia (1962) es un esfuerzo de análisis sociológico para el cual sí fue precisa la experiencia de la Comisión y fundamental este archivo recabado por Guzmán Campos. Es una obra pionera de la sociología en el país, que precisamente este 2022 cumple 60 años. Fue una investigación que retomó el trabajo realizado por Guzmán Campos, y le agregó la pericia investigativa de Orlando Fals Borda, decano de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional, y de Eduardo Umaña Luna, importante abogado penalista y defensor de derechos humanos. Sobre el proceso del libro y sus ediciones se puede leer este artículo.

Fals Borda, en el prólogo de la segunda edición del libro, señaló: “Para la sociedad colombiana, el problema de la “violencia” es un hecho protuberante. Muchos lo consideran como el más grave peligro que haya corrido la nacionalidad. Es algo que no puede ignorarse, porque irrumpió con machetes y genocidios, bajo la égida de guerrilleros con sonoros sobrenombres, en la historia que aprenderán nuestros hijos; porque su huella será indeleble en la memoria de los sobrevivientes y sus efectos tangibles en la estructuración, conducta e imagen del pueblo de Colombia.” A 60 años de la publicación, y tras distintos ciclos de violencias que ha vivido el país, debemos seguirnos preguntando por las huellas de La Violencia y sus efectos en la estructuración social aún hoy.

La publicación del libro generó un amplió debate y controversias. Sobre las diversas reacciones que ocasionó su publicación en 1962 Orlando Fals Borda escribió un capítulo en el libro Rompecabezas de la memoria ¿Aportes a una comisión de la verdad? publicado por el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (CMPR).

La exposición fotográfica “¡CÓMO NOS ATREVIMOS A TANTO! Memoria fotográfica de La Violencia años 1950. Archivo Germán Guzmán Campos” realizada entre el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, la Universidad Javeriana y la Universidad del Valle durante 2022 es un ejercicio museográfico con material fotográfico del archivo de Guzmán Campos. Son más de 120 fotografías, en su mayoría expuestas por primera vez al público, que actualmente se encuentran en el monolito del CMPR.

El equipo curatorial de la exposición, compuesto por Alberto Valencia, Jefferson Jaramillo, Érika Parrado y Nicolas Sanchéz, definió cuatro ámbitos temáticos

Compuesta por fotografías de rostros de los campesinos y las escenas de la vida diaria, nos muestran cómo era la cotidianidad de este periodo. Imágenes poco conocidas de la vida que nos hablan de la familia, las costumbres, las movilizaciones, la comida, las siembras, los entierros, el vestuario, etc. Esta contiene información novedosa sobre la ruralidad del país 

 

 

 

Estas fotografías dan cuenta del proceso de las distintas fases del bandolerismo. Podemos ver los rostros, el porte y la actitud de campesinos que deciden armarse, hombres en su mayoría, pero también aparecen algunas mujeres. En Colombia el bandolerismo tuvo distintos períodos y expresiones regionales. Como señalan Donny Meertens y Gonzalo Sánchez en el libro Bandoleros, gamonales y campesinos: el caso de la violencia en Colombia (1983): “El bandolerismo resultó ser, finalmente, un terreno privilegiado, un campo estratégico, a partir del cual desplegar nuestra mirada retrospectiva y prospectiva sobre el panorama general y difícilmente totalizable de la Violencia. Y en realidad, no se trata sólo de un método de aproximación. En la práctica social concreta el bandolerismo aparece también como un resultado, como un punto de llegada en la redefinición de las fuerzas contendientes de la primera fase de la Violencia…El bandolerismo, en lo que tiene de ambivalente y tortuoso, es, pues, la encrucijada de la resistencia. Al mismo tiempo, su dinámica interna anuncia o gesta, así sea de manera larvada, las nuevas modalidades de la violencia, la violencia revolucionaria de la Colombia contemporánea.” Estas fotografías de los hombres y mujeres en armas permiten analizar de manera retrospectiva el bandolerismo hoy, ver en los ojos de los bandoleros ese panorama de La Violencia, que encierran las distintas capas de violencias superpuestas que nos traen al conflicto contemporáneo.

Fotografías del registro de las formas macabras de matar, rematar y contramatar como señaló María Victoria Uribe. Durante la Violencia Bipartidista a las víctimas “se las contramataba decapitándolas, para terminar rematándolas efectuándole al cadáver una serie de cortes” señaló la autora. Aparecen en la exposición las imágenes de los cortes: el corte corbata, corte franela, corte de la virgen, corte de oreja, corte de mica, corte francés, etc. La expresión del enfrentamiento bipartidista en los cuerpos del que se consideraba enemigo. La ritualidad y el simbolismo de la masacre, de la violencia sexual, del homicidio, de la mutilación. La prolongación de la muerte como mensaje para los vivos.

Un último ámbito de esta exposición son las imágenes de los acuerdos de paz, de los negociadores y mediadores. Durante el periodo de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla y el inicio del Frente Nacional se dieron múltiples procesos de construcción de paz local, de entregas de armas. De este proceso, que Robert A. Karl denomina como la “paz olvidada”, tristemente gran parte de los acuerdos quedaron en el olvido e implicaron el surgimiento de las guerrillas contemporáneas.

Estas fotografías destacan estos esfuerzos de paz. Si Colombia tiene uno de los más largos conflictos armados, también ha tenido incansables constructores de paz durante todo el siglo XX. Uno muy destacado fue Germán Guzmán Campos, tejedor de paz y diálogos. Actualmente, a seis años de la firma del acuerdo de paz FARC- gobierno Santos, es fundamental acercarnos a analizar este primer ciclo de La Violencia. Ahora que distintos investigadores avizoran un tercer ciclo no es menor preguntarnos: ¿qué pasó con los acuerdos de paz de 1958?

Como destacó el profesor Alberto Valencia en el lanzamiento de la exposición: “La publicación parcial de este archivo fotográfico coincide con la aparición en julio de este año 2022 de los informes de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. La comprensión del conflicto que aún afecta a la sociedad colombiana debe hacerse en perspectiva histórica, que vincule lo sucedido actualmente con lo ocurrido en La Violencia bipartidista de los años 1950. A pesar de las diferencias entre ambos períodos existen muchos elementos comunes”. Esta pregunta por los distintos ciclos o las capas superpuestas de las violencias es parte de la reflexión de la exposición. Valencia cerró sus palabras con una afirmación para el presente: “Los encargados de esta exposición queremos contribuir a la construcción de una paz estable y duradera”.

La exposición “El Testigo” del fotoperiodista Jesús Abad Colorado es clave para la memoria del conflicto contemporáneo y sus impactos, documenta los últimos 30 años del conflicto. El público que visita “El Testigo” queda impactado, ha sido reconocida como una narrativa fundamental para la memoria. Esta exposición del archivo de Germán Guzmán Campos puede considerarse un equivalente, pero para el periodo de La Violencia. Es imposible no encontrar paralelos entre estas fotografías, aunque tengan décadas de diferencia.

La exposición “CÓMO NOS ATREVIMOS A TANTO” estará abierta al público hasta enero de 2023. Es una invitación a dialogar con la Violencia Bipartidista hoy, a observar en detalle estas fotografías para mirar nuestro pasado y preguntarnos por nuestro futuro como nación.

Un monumento en el cielo en memoria de las personas desaparecidas

Por María Flórez, equipo del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.

Por segundo año consecutivo se realizó en Bogotá “Ausentes, estrellas presentes”, una acción pública en la que organizaciones sociales y de víctimas que luchan contra la desaparición forzada interpelan a la ciudadanía mediante la representación de los desaparecidos en las estrellas.

Los claveles blancos de la marcha de 1983. Un colibrí que encarna los tiempos de la memoria. El Palacio de Justicia abrasado por las llamas simbolizando la injusticia de la ausencia forzada. Un corazón que contiene la tristeza de la pérdida. El Monumento a la Resistencia de Cali, emblema de la acción colectiva. Una flor de loto que representa la vida digna. La mujer de los ojos vendados significando solidaridad e impunidad. Una cometa que eleva las exigencias de las víctimas. Una mariposa que personifica la separación y la búsqueda.

Todas esas imágenes están formadas por estrellas. Son asterismos o constelaciones creados por organizaciones de familiares de víctimas de desaparición forzada o de defensores de derechos humanos que acompañan las labores de documentación y búsqueda. Proyectadas en el domo del Planetario de Bogotá, conforman un “monumento a la memoria” de las personas desaparecidas forzadamente en Colombia, pero también de la ardua lucha de quienes se han organizado para buscarlas aun en medio de un clima de persecución, poca capacidad institucional e indiferencia social.

Este monumento efímero fue presentado al público el pasado viernes 4 de noviembre, como parte de la segunda versión de “Ausentes, estrellas presentes”, una acción pública de memoria resultado de un proceso de co creación en el que participaron el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (CMPR), el Planetario de Bogotá, la Línea Arte y Memoria Sin Fronteras de IDARTES y 12 organizaciones sociales y de víctimas. El proyecto busca asignarles un lugar en el cielo a las miles de personas que han sido desaparecidas en el país durante el conflicto armado.

Foto 1: Asterismos creados por las organizaciones. Foto: Joao Agamez - Centro de Memoria, Paz y Reconciliación

La relación entre la búsqueda de los desaparecidos y la observación del cielo está condensada en un documental de Patricio Guzmán, pero también en la contemplación íntima que han hecho los familiares en las largas noches de espera. Durante la ausencia de su hermano Bernardo, desaparecido durante la retoma del Palacio de Justicia, en 1985, Sandra Beltrán observó muchas veces el firmamento: “Es un ejercicio que vengo haciendo desde que tenía 20 años, solo que lo hacía en la terraza de la casa paterna nuestra. Me daba la madrugada parada mirando el cielo, parada mirando y esperando que apareciera algo o pasara algo. Cuando murió mamá me daban horas enteras mirándolo, por una ventana o desde la terraza, buscando respuestas”.

Esta apreciación, y la elaboración de representaciones a partir de ella, ha estado presente durante toda la historia humana, según explica Carlos Molina, coordinador del Planetario de Bogotá: “El cielo ha sido un escenario de memoria para la humanidad desde que tenemos conciencia. Allí están plasmados en muchas culturas los héroes, los sueños, los miedos. En 2021, cuando comenzamos con este ejercicio, nos dimos cuenta de que construir nuestro propio cielo como una escultura de memoria fortalecería los relatos de lo que somos y lo que nos ha pasado, pero que sobre todo se constituiría para los familiares de las víctimas en un referente de estar mirando el mismo cielo que miraron nuestros ancestros y que, como la esperanza se mantiene, tal vez estén viendo los desaparecidos”.

En el mismo sentido, Jose Antequera, director del CMPR, explica que “en esta acción de memoria poética se pudieron cartografiar los casos de desaparición forzada en el cielo de acuerdo a un ejercicio participativo, por medio de constelaciones que fueron elaboradas por las propias organizaciones y que corresponden a los símbolos que reivindican por su experiencia y por sus luchas”.

Foto 2: El domo del Planetario de Bogotá fue uno de los epicentros de la acción pública de memoria. Foto: Joao Agamez - Centro de Memoria, Paz y Reconciliación

En el domo del Planetario también se proyectó una línea de tiempo elaborada por las y los familiares, que comprende el periodo 1928 – 2022. Esta línea incorpora las fechas de creación de las organizaciones, algunos casos de desaparición forzada; acciones colectivas de búsqueda, construcción de memoria y creación o transformación de la legislación sobre la materia; y las tipologías de la desaparición, enmarcadas en los contextos políticos en que se produjeron. Allí pueden reconocerse la desaparición de Omaira Montoya, en 1977, así como el reciente fallo en el que la Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró la responsabilidad internacional del Estado colombiano en la desaparición forzada de Pedro Movilla, dirigente del Partido Comunista de Colombia – Marxista Leninista.

Ya afuera del Planetario, en la Plazoleta del Parque de la Independencia, las y los familiares se arroparon con las estrellas. Cada una vistió una capa azul, en la que se iluminaron asterismos, nombres de los desaparecidos y frases proclamadas en marchas, plantones, conmemoraciones.

La organización Familiares del Palacio de Justicia, de la que hace parte Sandra Beltrán, portó la frase “Sus huellas, nuestras huellas, no se borrarán jamás”. Sandra explica su pertinencia: “Cada palabra que compone esa frase es real, porque nosotros hemos seguido las huellas de los desaparecidos del Palacio desde el momento en que salen tomados por la Fuerza Pública. Hemos seguido las huellas que nos han ido dejando estos 37 años por la Casa del Florero, el Cantón Norte, la Escuela de Artillería, las Cuevas de Sacromonte en Facatativá. Al hacer este recorrido, las hemos pisado y reafirmado”.

Foto 3: Las capas fueron elaboradas manualmente en sesiones de trabajo colectivo. Foto: Joao Agamez - Centro de Memoria, Paz y Reconciliación

La elaboración de estas capas fue realizada en El Olimpo, un laboratorio de moda ubicado en el barrio Santa Fe, en el que trabajan mujeres trans. Fue la Madre Cindy, una experimentada lideresa y antigua habitante del barrio, quien guió a las familiares durante el proceso de bordado de luces y aplicación de pedrería. Para las participantes fue un escenario de aprendizaje, encuentro y catarsis.

Vestidas todavía con las capas, las familiares declamaron un poema creado colectivamente. En medio del ruido incesante del centro de Bogotá, las y los transeúntes escucharon: “No descansaremos hasta encontrarlos. Cada estrella es uno de los nuestros iluminando el destino. Nuestros ausentes habitan nuestras mentes […] Y a ustedes, señoras y señores, ¿quién les hace falta en el país del olvido?”.

La vinculación de la ciudadanía en la búsqueda y la exigencia de justicia ha sido una prioridad para los familiares en este y muchos otros procesos de memoria. Pablo Cala, de la Fundación Hasta Encontrarlos, señala que “hay tres mensajes clave en esta acción pública. Primero, que nada justifica las desapariciones forzadas. Segundo, que la búsqueda no puede ser solamente una tarea de los familiares o de algunas instituciones, sino que debe ser una apuesta social, para que se puedan erradicar las desapariciones como una práctica contra quien siente y piensa diferente. Y tercero, que la memoria no es algo del pasado, sino algo presente que de manera directa nos está interpelando”.

Foto 4: "Ausentes, estrellas presentes" posibilitó el trabajo articulado entre las organizaciones. Foto: Joao Agamez - Centro de Memoria, Paz y Reconciliación

La interpelación a la sociedad y al Estado para encontrar a los desaparecidos y poner fin a este crimen de lesa humanidad ha sido un trabajo permanente de las organizaciones sociales y de víctimas desde hace casi 40 años, cuando se fundó la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Asfaddes). Como resultado de ella, el Congreso tipificó en 2000 el delito de desaparición forzada y los dos procesos de justicia transicional desarrollados en el país han creado mecanismos, equipos e instituciones para la búsqueda, que es todavía insuficiente teniendo en cuenta la dimensión de lo ocurrido. En su Informe Final, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad determinó que entre 1985 y 2016 fueron desaparecidas 121.768 personas en el país.

Esta labor desarrollada durante décadas ha empezado a ser recientemente reconocida. En su sentencia sobre el caso de Pedro Movilla, la Corte Interamericana le ordenó al Estado que, en un acto público de reconocimiento de responsabilidad, hiciera mención al “impacto particular sufrido” por Candelaria Vergara, esposa de Movilla, y otras mujeres que han buscado a los desaparecidos. Además, en octubre pasado, varios congresistas radicaron el Proyecto de Ley para la Protección Integral de los Derechos de Mujeres y Personas Buscadoras, impulsado por la Fundación Nidya Erika Bautista.

Consciente de la necesidad de reconocer la valiosa trayectoria de las organizaciones, esta versión de Ausentes, estrellas presentes incorpora una exposición en el segundo piso del Planetario, en la que se exhiben objetos que son vehículos de la memoria de sus luchas. Allí se encuentran desde las primeras cartillas circuladas por los familiares en la década de 1980, hasta las más recientes cartografías que han elaborado para señalar los lugares de donde se llevaron a los desaparecidos. También se han dispuesto pendones, camisetas y los rostros de las personas desaparecidas plasmadas en múltiples soportes, que podrán apreciarse hasta el próximo 20 de noviembre.

Foto 5: La exposición que hace parte de la acción pública busca reconocer el trabajo de las organizaciones sociales y de víctimas que luchan contra la desaparición forzada. Foto: Joao Agamez - Centro de Memoria, Paz y Reconciliación

Rosalba Campos, integrante del Colectivo 82, destaca al respecto: “Estos objetos son muy valiosos, son un tesoro para nosotros y los guardamos con mucho cuidado. Ahí hay parte de la historia de lo que son los comienzos de Asfaddes, cuando nos unimos para luchar contra las desapariciones, las familias fueron llegando y fuimos viendo que no éramos solamente nosotros los que teníamos desaparecidos”.

El montaje de la exposición en el Planetario es también una apuesta por llegar a otros públicos, ocupando el espacio de una institución que la ciudadanía no vincula necesariamente con la memoria del conflicto o la violencia política. Cesar Santoyo, director del Colectivo Sociojurídico Orlando Fals Borda, organización participante del proyecto, reflexiona en ese sentido: “Esto es disruptivo y hermoso, porque nos permite abrir estos diálogos en los lugares menos usados para ello. Así mismo tengo para recordar el Diálogo Internacional de Saberes sobre Desaparición Forzada, que lo hicimos en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Francisco José de Caldas, igual que hemos hecho performance y montajes en lugares disruptivos, en la calle, diciéndole a la sociedad que no puede estar de espaldas a la lucha contra la desaparición forzada”.

Al cierre de la acción pública, el CMPR y el Planetario les entregaron a las organizaciones 44 cartas celestes, en las que se evidencia el cielo que era posible ver en los lugares, fechas y horas aproximadas en las que fueron desaparecidas igual número de personas. La representación de las y los desaparecidos en el cielo, y la creación de un monumento celeste en su memoria, es, como señala Luz Marina Bernal, de la Fundación Fair Leonardo Porras, “permitir que, aunque estén ausentes, estén presentes cada noche para nosotros. Y también es darles una postura mucho más alta de la que hemos podido venir dándoles. Ya les tenemos un lugar en cada una de las estrellas, desde allá nos están alumbrando”.

Bogotá tiene una nueva exposición sobre la memoria y la resistencia

Por María Flórez, equipo del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación – 24 de marzo de 2022

¿Qué hacer para que la memoria, además de vincularnos con el dolor de las personas sobrevivientes, nos permita reconocer las luchas que han librado y las causas que han defendido? ¿De qué manera la memoria nos permite reconocer los proyectos sociales y políticos que han abanderado quienes defienden la paz? ¿Qué dispositivos de memoria nos comprometen con la construcción de otros futuros posibles? ¿Qué es lo memorable?

Estas son algunas de las preguntas que han orientado la curaduría de la nueva exposición central del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (CMPR) de Bogotá, que abre sus puertas al público este jueves 24 de marzo. Titulada “Resisto, luego existo”, fue producida gracias a los aportes de familiares de víctimas y organizaciones barriales, sindicales, de artistas, víctimas y mujeres.

Como otros procesos pedagógicos y curatoriales realizados por el CMPR, la exposición está basada en la Cartografía Bogotá Ciudad Memoria, un mapa de la ciudad que reconoce los lugares de ocurrencia de hechos victimizantes, acciones por la memoria y movilizaciones por la paz. “Resisto, luego existo” destaca los dos últimos procesos, con la pretensión de que, además de reconocer las violencias sufridas por distintos sectores sociales, la memoria nos permita reflexionar acerca de ideas y procesos de organización, resistencia y acción colectiva.

La exposición cuenta con una sección compuesta por archivos audiovisuales sobre movilizaciones sociales por la paz y la democracia. Foto: Joao Agamez - Equipo del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación

Jose Antequera, director del CMPR, explica al respecto: “En el país se ha naturalizado que el hacer memoria significa, sobre todo, rememorar y conmemorar públicamente acontecimientos de grave violación a los derechos humanos, en la medida en que eso se constituye en una base para la transición política de la guerra a la paz. Desde el CMPR, y desde muchos sectores que trabajan el tema, hay un consenso cada vez más claro acerca de que también tiene que hacerse memoria sobre los procesos sociales de organización, de logros democráticos, que son esenciales porque son fundamento del régimen democrático y porque también aluden a la capacidad de resistir”.

Partiendo de archivos audiovisuales, sonoros, fotográficos y de prensa; objetos; piezas gráficas y dispositivos tecnológicos, la exposición sugiere preguntas acerca de lo que elegimos recordar públicamente y de lo que el pasado tiene para decirnos acerca de problemas contemporáneos. Así, las distintas secciones que la componen recogen elementos de las luchas por la igualdad de género, la libertad de prensa, la reparación de las víctimas, la democratización, la protección del medio ambiente y los derechos de las personas migrantes.

“Resisto, luego existo” también acoge la apuesta de larga data del CMPR por reflexionar acerca de la relación entre memoria y espacio público, resaltando los lugares de memoria que existen en Bogotá como resultado de distintos esfuerzos sociales e institucionales. Allí aparecen representados desde el busto que el Concejo y la Alcaldía de Bogotá emplazaron en el barrio Chicó Alto en memoria de la periodista Diana Turbay, hasta el lugar de memoria del joven

estudiante Dylan Cruz, que ha sido sostenido por artistas y familiares en el centro de la ciudad, donde fue asesinado. Esta sección de la exposición, titulada “Resisto por amor a”, busca destacar la determinación de quienes han insistido en preservar estos espacios.

La exposición cuenta con una sección compuesta por archivos audiovisuales sobre movilizaciones sociales por la paz y la democracia. Foto: Joao Agamez - Equipo del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación

La exposición, además, reconoce las luchas y los procesos organizativos que existen en los territorios rurales de Bogotá, donde la memoria se articula con la defensa de humedales, cerros, ríos y páramos. Allí están vinculadas reflexiones producidas por líderes y organizaciones sociales de San Cristóbal, Sumapaz, Suba y la cuenca del río Tunjuelo.

Los contenidos, que cambiarán cada cierto tiempo con la aspiración de abarcar todos los casos incorporados en la Cartografía, buscan generar conversaciones frente a los desafíos sociales del presente. En palabras de Antequera: “Los lugares de la exposición están pensados, sobre todo, para dialogar. Este no es ni el cierre de un relato sobre lo que ha pasado en la historia reciente del país, ni tampoco algo que haya que disputar para se hable o no de la memoria en los términos en los que es conveniente para un gobierno. Es para dialogar y construir colectivamente en torno al futuro”.

De hecho, la sección “Causa común” está compuesta por un semicírculo que invita a las personas asistentes a conversar, teniendo como punto de partida procesos de reconciliación y construcción de paz impulsados por actores sociales diversos en torno al deporte, la cultura, la economía solidaria o la educación para la paz, entre otros temas.

Esta sección de la exposición, que incorpora archivos fotográficos sobre lugares de memoria de Bogotá, les permite a las personas asistentes consignar reflexiones en torno a sus propios procesos de resistencia. Foto: Germán Moreno - Equipo del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación

Este esfuerzo del CMPR se suma a otros realizados por instituciones, académicos y organizaciones sociales, de víctimas y de defensores de derechos humanos para incorporar a los trabajos de la memoria los procesos de resistencia de personas y sectores victimizados en el marco del conflicto armado y la violencia política. El Centro Nacional de Memoria Histórica, durante la dirección de Gonzalo Sánchez (2012-2018), materializó importantes apuestas en relación con la memoria de las resistencias del campesinado, los pueblos étnicos y las organizaciones de víctimas.

“Resisto, luego existo” está abierto al público de martes a viernes de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Está incorporada, además, a la oferta de visitas guiadas del CMPR. Su versión itinerante circulará en distintas localidades de Bogotá.