La sala Camino a Casa del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación apuesta por procesos de memoria que reconozcan en los niños y las niñas sujetos activos con capacidad plena para reflexionar y dialogar en torno al pasado reciente de violencias y luchas por la construcción de democracia y paz.
Este documento está escrito bajo la metáfora de un árbol: se propone que el cambio y el movimiento se convierta en una posibilidad para que siga creciendo, por ello el papel de las personas adultas está relacionado con ser los nutrientes del árbol. En tanto, su labor cotidiana pueden aportar a otros ejes, que vendrían siendo las ramas. Y por último, los niños y niñas cumplen el rol de cuidadores de la memoria -ellos son el árbol- a partir de su autenticidad y creatividad. En ese sentido, la memoria se considera como un proceso que tiene raíces profundas y es capaz de transformarse, que moviliza y resiste. Retoma elementos y acciones construidas por la sociedad para hacer frente a hechos y situaciones, así como la búsqueda de verdad y no repetición.
Las partes del árbol constituyen la estructura de este documento, que se debe comprender de la siguiente manera:
- Las raíces hacen alusión a la apuesta pedagógica y metodológica de la sala Camino a Casa.
- Las ramas se refieren a los ejes temáticos.
- Las hojas son el primer momento de los talleres, enunciado “activación de nuestras experiencias”.
- Las flores constituyen el segundo momento de los talleres, llamado “diálogo colectivo de saberes”.
- Los frutos hacen referencia al tercer momento de los talleres, titulado “proyección de crea-acción”.
- El nido está relacionado con aquellas preguntas que se han creado para activar el diálogo a partir de la relación del texto y lo vivencial/experiencial de los niños y niñas en relación con la rama que se está trabajando.