Almas Que Escriben – Vidas en medio del conflicto

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Quienes abran este libro se encontrarán con un instrumento poderoso: la historia contada, narrada por quienes han sido víctimas de la guerra, pero también por quienes hicieron parte de la confrontación armada y decidieron deponer las armas e integrarse a la vida civil.

Recordar para que no vuelva a pasar, entender lo que sucedió y no olvidar que, sin importar de dónde provenga, el dolor de cada víctima tiene la misma importancia, son los objetivos fundamentales del trabajo que realizamos en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación. Un Centro que desde el inicio de la actual administración se ha convertido en un espacio de todos, en donde las víctimas y los distintos actores del conflicto construyen conjuntamente un mejor mañana, de la mano con la ciudadanía, la institucionalidad, los organismos internacionales y todo aquel que esté dispuesto a contribuir, escuchar al otro y trabajar conjuntamente.

Estos objetivos surgen de un análisis profundo y muchas discusiones acerca del papel que debe jugar Bogotá como ciudad capital, pero también como escenario de conflicto en donde el miedo se convirtió en elemento constitutivo de la cotidianidad de quienes residen en la ciudad. Es precisamente ante este desafío que decidimos como Centro de Memoria, Paz y Reconciliación hacer una apuesta arriesgada pero absolutamente necesaria para una ciudad que necesita encontrarse y no dividirse, ponerse metas comunes y caminar hacia una paz para todos, una paz al 100%.

La apuesta consiste principalmente en generar espacios y desarrollar procesos que permitan el encuentro, que desde lo artístico, Almas que escriben. Vidas en medio del conflicto armado, lo cultural o lo pedagógico generen el clima de confianza para que quien llegue sienta la tranquilidad de expresar sus opiniones, contar sus experiencias y manifestar sus miedos, sin que esto excluya al otro de hacer lo mismo en las mismas condiciones.

Claramente, no es una tarea fácil porque como sociedad aún nos queda camino por recorrer, aún no aprendemos a respetarnos, a escuchar y a entender que seremos mejores cuando podamos convivir, discutir sin odio y acogernos a las reglas de juego propias de un Estado de Derecho.

Quienes abran este libro se encontrarán, entonces, con ese instrumento tan poderoso que es la historia contada por quienes han sido víctimas de la guerra y también por quienes hicieron parte de la confrontación armada y decidieron deponer las armas e integrarse a la vida civil. Son narraciones personales que nos hablan desde lo más íntimo de cada uno de los escritores, y a la vez son documentos políticos que nos relatan los estragos
de la guerra en la cotidianidad de personas de los más diversos
contextos.

Pero el ejercicio de la escritura no solamente fue el vehículo para llevar estas historias invaluables a los lectores, sino una herramienta a través de la cual los autores pudieron dar nuevos significados a sus experiencias y a sus relatos. Les permitió reconocerse verdaderamente en su propia historia, y de reconocerse también en las de otros participantes, propiciando relaciones de confianza y de solidaridad que fortalecieron la experiencia para todos. Fue, por todo esto, un proceso de auténtica reparación a través de la escritura, y el resultado es este libro que contiene y transmite toda la fuerza que se vivió a lo largo de estos meses.

Después de este ejercicio en el cual los protagonistas del conflicto armado se han atrevido a mirarse a sí mismos y a contarnos lo que vieron, nuestra tarea como sociedad es vernos reflejados Almas que escriben. Vidas en medio del conflicto armado en estos relatos y hacernos responsables de nuestras propias historias. Y si llega el día en que no se hable más sobre el conflicto que ha recorrido esta ciudad y este país, y caemos en el riesgo del
olvido, estarán las voces de Almas que Escriben para recordarnos que la mejor forma de sanar es relatar lo que hemos vivido.

 

Gustavo Alberto Quintero Ardila
Alto Consejero para los Derechos de las Víctimas,
la Paz y la Reconciliación

Oficios de la memoria

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No es extraño que en este libro nos entregue memorias contadas por mujeres. Cada una nos presenta un relato distinto de su experiencia de vida que tiene una fractura cuando irrumpe la guerra en su casa y en los caminos de sus familiares y vecinos. Todas recorren los laberintos del desplazamiento forzado y la llegada a la ciudad para buscar una oportunidad que las libre de la angustia de haberlo perdido todo.

Bogotá Ciudad Memoria

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Este libro es otra mirada a la historia, desde los espacios públicos que son huellas latentes y que transforman a Bogotá en un gran mapa que refleja toda la violencia política nacional, así como las luchas sociales y las grandes apuestas por la paz. Es un libro que nos recuerda a personas que fueron silenciadas y a sueños que siguen esperando su momento.

El país, como esos muros que bajo muchas capas de pintura guardan mensajes e historias olvidadas, parece solamente atender al último
suceso, para cobijarse en la desmemoria. En esos muros hay una especie de almanaque de otros días que no pocas veces da cuenta de crímenes y vejámenes, de hechos soslayados o sepultados en los diarios, pero que hay que descascarar para encontrarlos.

Así sucede en este libro, ocurre que nuestra historia oficial –podemos repetirlo una y otra vez como un mantra por ser una verdad ineludible–, está contada más que por la punta del lápiz por el lado del borrador. En buena parte, el miedo generado como herramienta de amedrentamiento también conduce a provocar el olvido, a asordinar la verdad o a conculcarla.

Nos movemos entre un pasado hipotético y un olvido que nos lleva a vivir en la periferia del otro, en la indiferencia por lo que nos ocurre al cobijo de una ceguera histórica, de una ceguera impuesta. “La historia es el reverso del traje de los amos”, decía René Char, un poeta de la resistencia francesa que se negaba a la desmemoria y a los pases hipnóticos del olvido.

Este libro es la mirada desde el otro extremo del catalejo, no del lado que aleja los sucesos sino del que los acerca. Es, como todo lo que quiere hacer luz sobre la historia, el reverso del traje que otros nos han hecho a su antojo, a su gusto y sus medidas.

Para lograrlo, para avivar la memoria, los autores de esta obra necesaria han armado una suerte de rompecabezas, de mapas fragmentados de nuestra violencia, una especie de geopatía, de enfermedad, del paisaje que se puede señalar en los lugares donde han caído, víctimas del odio, desde notables hombres públicos hasta incontables e inolvidables desconocidos. Nadie es un N. N. para su núcleo familiar, a nadie le asignan el nombre del vacío.

Un mapa así, que más que geográfico es social, puede abarcar desde Jorge Eliécer Gaitán hasta el muchacho anarquista muerto por balas oficiales en una calle que antaño tuvo el nombre ostentoso de Real, una arteria de la ciudad que cuenta en un ábaco de luto una legión de muertos. Es una calle –allí también asesinaron a Rafael Uribe Uribe–, que desde el trasunto de la violencia tiene los visos de una calle Irreal.

El libro refuerza la generación, como lo hace de manera extraordinaria, el Centro Memoria, Paz y 10 Bogotá, ciudad, memoria, Reconciliación, de una conciencia colectiva sobre las víctimas de la ya larga encrucijada histórica que vivimos como Nación.

Una encrucijada que nos hace decir, con dolorosa ironía, que en Colombia la guerra siempre viene después de la posguerra, pero también que proyectos como este ayudan a darle el punto final a esta larga situación enajenada y cruenta.

Memoria, paz y reconciliación es el trípode en el que se monta una obra que no es privativamente el cuadro clínico de los colombianos como conglomerado social en el marco de la violencia, sino también un reconocimiento a las víctimas y a sus familiares, que también lo son.

Memorias con sentido de futuro. Cátedra del bicentenario

Memoria con sentido de futuro

Esta publicación reúne las ponencias presentadas en la “Cátedra del Bicentenario: memoria con sentido de futuro”, realizada entre los meses de marzo y julio de 2010. 

Con motivo de la conmemoración del Bicentenario del Grito de Independencia, el Centro del Bicentenario: Memoria Paz y Reconciliación de la Secretaría Distrital de Gobierno y la Cátedra de Pedagogía instituida por la Secretaría de Educación de Bogotá unieron sus esfuerzos; es así como se ofreció la oportunidad de abordar temas trascendentales de nuestra historia. 

En la sesión inaugural, realizada el 10 de marzo, el secretario Distrital de Educación, Carlos José Herrera, centró la Cátedra cuando señaló que “[…] la temática ‘Bicentenario: memoria con sentido de futuro’, no sólo nos ayuda a reflexionar sobre los doscientos años de la Independencia, sino sobre lo que está ocurriendo ahora”; indicó que nuestros pueblos del continente tuvieron una agenda común en su lucha emancipadora, y hoy, en varias naciones de América Latina, rescatan su sentido de historia abriendo centros de memoria en Chile, Uruguay, Brasil, Colombia y la misma España, para Memoria con sentido de futuro │ Cátedra del Bicentenario 10| rescatar el legado de sus pueblos. “Esa agenda común debe ser objeto de estudio en búsqueda del desarrollo del derecho a tener memoria para no repetir y sacar experiencias en defensa de la democracia y los derechos humanos”, recalcó Herrera.

 La Cátedra incluyó en las tres primeras sesiones reflexiones sobre los fundamentos del Estado de Derecho y los derechos humanos, sobre conquista de derechos para las mujeres en setenta años de luchas y el significado histórico de la Asamblea Constituyente de 1991. En la segunda parte de la Cátedra se abordaron temas de gran importancia en la pedagogía de las Ciencias Sociales y el análisis histórico de los movimientos populares. 

En este volumen se incluyen las ponencias centrales que están a disposición de los lectores en el aula virtual del Centro del Bicentenario: Memoria, Paz y Reconciliación, al lado de otros textos que son un calificado material de consulta para que en los centros educativos se continúe profundizando en esta Pedagogía de la Memoria con Sentido de Futuro.