Este libro es fruto de un trabajo colectivo alrededor de un bien común: el Cementerio Central y sus alrededores. Desde su intención originaria hasta su impresión ha estado rodeado por una amplia red afectiva de amigos, socios y cómplices. Difícil, por tanto, dar cuenta de todas las personas e instituciones que contribuyeron, de una manera u otra, para que la iniciativa se llevara a cabo.
Los debates con los estudiantes de mis cursos de “Uso público de la historia” de la Universidad Nacional, así como con los miembros del grupo de investigación “Prácticas culturales, imaginarios y representaciones” y con los participantes a la conferencia internacional “Democracy and Memory in Latin America” (Harvard University, 1-2 de noviembre de 2013), permitieron plasmar las preguntas seminales del proceso investigativo y recibir una retroalimentación constante a lo largo del proceso. En particular quiero agradecer a June Carolyn Erlick, Merilee S. Grindle y Erin F. Goodman, del David Rockefeller Center for Latin American Studies de la Harvard University, por su apoyo y confianza.
El punto de partida formal fue un proyecto de investigación acción participativo ganador de la convocatoria de investigación Orlando Fals Borda 2013 de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia. En las páginas que siguen resuenan la dedicación, el entusiasmo y el profesionalismo de los co-investigadores Sylvia Juliana Riveros T., Fabián Correa Bohórquez y la asistente de investigación Carolina Quintero Agámez, quienes se entregaron al trabajo de campo, mucho más allá de los términos de referencia de sus contratos.
Desde los inicios de esta aventura contamos con el incondicional compromiso del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, el cual se convirtió en el principal aliado para la materialización de este libro y de muchas de las inciativas desarrolladas: su director, Camilo González Posso, y Alejandra Gaviria Serna, coordinadora del área de acciones artísticas y culturales, son artífices también de este proyecto. Un gracias de corazón a ellos y a Ricardo Robayo, Mónica Álvarez, Karen Quintero, Deisy Chilo, Isaboth Cortés, Nicolás Sánchez, Iván Castaño, Carolina Vergara, Carlos Espitia, Juan Carlos Jiménez y Yennifer Correa, quienes siempre nos supieron hacer sentir en casa en las instalaciones del Centro, un lugar fervoroso de vida por debajo de la tierra, donde los vivos entablan un constante diálogo con los muertos.