“Desde los hechos del Nueve de abril, estas notas proponen una reflexión sobre el pueblo como sujeto en la historia política de nuestro país. Esta historia está tejida por dos corrientes que en dramáticas oposiciones, entre encuentros y desencuentros, a tumbos y tropezones, han forjado el carácter y el destino de la sociedad colombiana.
Una de ellas ha querido erigir una democracia sin pueblo o quisiera contar con otro pueblo distinto al realmente existente o pretende destituirlo de su condición de soberano. Y la otra corriente es la que ha pretendido romper el cerco de la exclusión y ha introducido en el escenario de lo público a la masa ingente de los humillados y ofendidos, a las mayorías condenadas a la marginación por quienes las consideran pueblo enfermo, ignorante e inepto vulgo, entre otros halagos con lo que a sólido mimarlo.
Esta pugna se vivió en los hechos nueve abrileños, duelo que se ha trasladado a la disputa de interpretaciones.”