Parastoo Bahrami, 21, originario de Afganistán, pasó 11 años en un campo de refugiados en Indonesia antes de venir a Australia.
“Estos son objetos importantes para mí porque me han mantenido ocupado.
Los abalorios son algo que hacía en casa. No pude traer ninguna de mis cuentas pero ahora tengo muchas cuentas aquí y me hace feliz. Poner las cuentas juntas para hacer algo me ha permitido cuidar mi bienestar emocional.
Al hacer estos objetos me siento feliz y me ayuda a evitar la depresión y los problemas de salud mental. Cuando estoy haciendo estos objetos, siempre pienso que tendré un brillante futuro y me olvido un poco de mi difícil pasado en Afganistán.
Yo siempre llevo mis cuentas conmigo. Siempre.”